Alucine

Estoy convencido de que en los tiempos que corren es cada vez más difícil la persistencia de una verdadera libertad de prensa, o lo que es peor, la posibilidad de conformación de una opinión pública objetiva, libre e independiente. La tendencia europea de concentración de la Prensa en manos de unos pocos grupos o combinaciones monopolistas -valga como ejemplo el de la RFA, donde uno de estos grupos, el de Axel Springer, según un estudio de hace unos años, controlaba casi el 50% de todos los semanarios y el 80% de los periódicos de venta callejera- está convirtiendo la libertad de prensa en la libertad de unas cuantas personas ricas para poder difundir su opinión.La situación en España probablemente sea todavía estructuralmente distinta: el bajo índice de lectura, la poca rentabilidad, el monopolio televisivo, las subvenciones, la decisiva importancia de la publicidad de la Administración y de sus instituciones, la relativamente reciente desaparición de la censura, la dudosa imparcialidad en las concesiones de otros medios de difusión, etcétera, así lo insinúan.

Pero al margen de si la situación europea es o no parecida a la española -en el futuro casi con toda. seguridad lo será-, lo cierto es que el modo en que algunos miembros del Gobierno y del partido socialista responsabilizan a la Prensa de cualquier contrariedad sufrida es de alucine. A la hora de buscar culpables igual se le encuentra a usted, seflor director, que a Mari Pili, que a cualquier director de un periódico de provincias. El 18 de julio publicaba EL PAÍS, en su sección de Cartas al Director, la opinión de dos lectores Uno se sentía defraudado porque EL PAÍS no se había materializado como voz y reflejo de los trabajadores, y pedía la dimisión de usted, señor Cebrián; otro se quejaba de que su periódico había perdido el contacto con la realidad del país desde abril de 1985. Y otros que no necesitan que su opinión se recoja en la sección de Cartas al Director (sin contar con las a mi juicio poco afortunadas declaraciones del ministro del Interior) argumentan, después de un sesudo análisis tras las elecciones, que gran parte del millón y medio de votos perdidos en las mismas se encuentra entre "los jóvenes y los informados", y que la responsabilidad es de los medios de comunicación social. Pues bien, estos no son los modos ni el talante ni las formas correctas, y que, al margen de las responsabilidades de la Prensa, también cabría pensar que un partido que concluye en tan brillante análisis necesita una más que profunda y amplia revisión y reflexión internas.-Francisco Delgado.