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Crítica:'JAZZ'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El Butragueño del jazz

El día del concierto se cumplían 20 años de la muerte de John Coltrane. Salvo forzadas sustituciones, los de Oregon llevan juntos casi el mismo tiempo. Ese es quizá su problema. Cuando el grupo se creó, parecía que el destino del jazz era aglutinar todas las tradiciones y convertirse en la música universal. Oregon, con su pureza acústica y su rara combinación de instrumentos, era lo más cercano a ese ideal.Luego las cosas cambiaron. El jazz se fue en otra dirección, y Oregon se quedó sin sitio. Ellos, sin embargo, han proseguido su aventura con seriedad de profesores universitarios. Tienen una convicción total de lo que hacen. En los preparativos de sus conciertos muestran gran preocupación porque todo suene exactamente como ha de sonar.

XI Festival de Jazz de Vitoria

Oregon. Wynton Marsalis. Polideportivo de Mendizorroza, 17 de julio de 1987.

Su mundo poético es exquisito, pero ahora estrecho y reiterativo. Pega muy bien esta música para acompañar documentales sobre la naturaleza. En eso se parece a la Pat Metheny, también llena de encanto pastoril. La diferencia es que Metheny sugiere la naturaleza con acopio de tegnología, y los de Oregon la evocan con instrumentos naturales: las preciosas guitarras de Ralph Towner; el oboe, el clarinete bajo y saxofones de Paul McCandless. También suenan muy naturales el contrabajo eléctrico de Glen Moore y las percusiones del único nuevo del grupo, el indio Trilok Gurtu, que toca con soltura, pero sin el punto de genialidad desaliñada que tenía el fallecido Colin Walcott.

En la segunda parte volvió el jazz por derecho, con Wynton Marsalis. Wynton es el músico de los años ochenta, el trompetista que en un período de tiempo milagrosamente breve fundió en un sonido tan perfecto como característico el lado amable de Miles Davis con el estilo de los seguidores del gran Clifford Brawn. A Wynton Marsalis habría que compararle con el diablo si no fuera porque es un chico formalito y sin vicios, una especie de Butragueño del jazz.

Wynton compuso su programa con rigor de jansenista. En la noche de Coltrane todos los temas fueron de Coltrane excepto dos: una composición propia y otra de Thelonious Monk. Anunciaban que el grupo se había reforzado con un saxofonista, pero a mediados de la gira Wynton ha despedido al refuerzo. No se sabe la razón, pero puede ser una de dos: o tocaba muy mal, o tocaba muy bien. Sorprendió a todos Marcus Roberts, el pianista que compagina un estilo ligero con esa peculiar vehemencia que a veces muestran los intérpretes ciegos. El contrabajista Bob Hurst resulta más convencional que sus predecesores. El mejor el más compenetrado con Wynton y el más veterano en esta banda de jovencitos es el batería Jeff Watts, encargado de rriantener esa fluctuación del curso y la interisidad del ritmo que es típica de la música de Wynton Marsalis.

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