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El Gobierno considera que la disputa entre Barrionuevo y Ledesma ha deteriorado la estrategia antiterrorista

Anabel Díez

La polémica entre los ministros de Interior y Justicia, José Barrionuevo y Fernando Ledesma, respectivamente, ha constituido un duro golpe para el Gobierno, al considerar que con ello la estrategia antiterrorista "sufre un retroceso", según declararon ayer a este diario varios ministros. La primera reacción del presidente del Gobierno ha sido la de realizar a sus ministros una llamada de silencio sobre esta controversia, actitud que inauguraron ayer el propio presidente, Felipe González; el vicepresidente, Alfonso Guerra, y el ministro del Interior, que declinaron realizar comentarios. Aunque nadie sostiene que pueda producirse un cambio de ministros este verano, existe conciencia de crisis en los ministerios del Interior, Justicia e Industria.

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Los ministros del Gobierno consultados no oculataron su disgusto por la polémica entre José Barrionuevo y Fernando Ledesma, al considerar que la estrategia antiterrorÍsta "ha sufrido un serio retroceso, por el que HB y ETA deben estar frotándose las manos".Según estos interlocutores, la intervención del ministro del Interior, José Barrionuevo, el pasado 29 de julio en el Congreso, en la Comisión de Justicia e Interior, aunque molestó a algunos sectores del PSOE, fue acogida favorablemente en el Gobierno. En esa ocasión, Barrionuevo hizo una llamada de atención a la oposición y a las instituciones del Estado para que hicieran causa común contra el terrorismo. Lo que el propio Barrionuevo denominó una estrategia "de agitación social".

Sus palabras, según la interpretación de diversos portavoces, tenían el aval del propio presidente del Gobierno, Felipe González, que dos días antes, con motivo del acto de homenaje ofrecido a los jubilados de UGT, dijo prácticamente lo mismo. González hizo una contundente llamada a la sociedad para que fuera corresponsable en la lucha contra la violencia criminal. Sus declaraciones pasaron inadvertidas, dado que el interés de esa jornada estuvo centrado en las referencias que pudiera hacer a la concertación social y a los guiños que realizara al secretario general de UGT, Nicolás Redondo, allí presente.

"Las declaraciones posteriores de Barrionuevo han sido las que sobraban, tales como las referencias críticas a algunos jueces y al funcionamiento de la justicia", dijo un ministro. Según estas versiones, el disgusto del ministro de Justicia, Fernando Ledesma, se produjo al considerar éste que su colega de Interior se excedió en sus competencias al descalificar a algunos jueces y a la propia gestión de su ministerio. Especialmente contrarió a Ledesma la afirmación de Barrionuevo de que la justicia, aunque tiene más medios económicos que nunca, funcionaba peor.

Otros miembros del Gobierno consideran que Ledesma, a pesar de la parquedad de sus declaraciones, fue demasiado elocuente al señalar que su trayectoria democrática daba las pistas suficientes para entender qué opinaba sobre los juicios de Barrionuevo. "Hablar de la antigüedad de demócrata de uno mismo es algo antiguo que se podía decir hace 10 años, pero no ahora", enjuició un dirigente socialista.

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Un despropósito

No obstante, las fuentes informantes aseguran, en referencia al problema de fondo, que no existen diferencias sensibles entre lo que propone uno y otro respecto a la lucha contra el terrorismo. Los miembros del Gobierno que conocen las propuestas de José Barrionuevo sobre legislación antiterrorista aseguran que la lectura que se ha hecho de sus palabras constituye "un absoluto despropósito". "Barrionuevo no quiere poner la censura en la Prensa, controlar al poder judicial ni crear un estado de excepción; ya se verá cuando se presente esta legislación", aseguraronestos ministros que salen en defensa del titular de Interior. Estos mismos afirman que habría "sorpresas" si se conociera públicamente "el alto nivel de aceptación popular" que tiene el titular de esta cartera.Estas fuentes no ocultan que la controversia entre los dos ministros ha causado "desánimo" en el Gobierno por el hecho de que con ésta "se ha olvidado a los muertos de Hipercor, en Barcelona, y a los dos guardias civiles asesinados hace dos días en el País Vasco".

Según estos portavoces gubernarrientales, con las declaraciones de Barrionuevo en el Congreso se habían puesto las bases para "concienciar a todas las instituciones y a la oposición parlamentaria de que la lucha contra la violencia compete a todos, pero con sus posteriores críticas a la justicia se ha producido el efecto contrario".

Esta controversia ha perjudicado igualmente a la estrategia general del Gobierno que preside Felipe González, según manifestaron altos cargos de la Administración. Las mismas fuentes calificaron este año de "terrible". Según estos portavoces, después "de unos meses de conflictividad social incesante y unas elecciones en las que hemos perdido bastante, surgen estas polémicas que desvían el interés fundamental de recuperar el diálogo social y el entendimiento con los sindicatos".

Para este portavoz, la consecución del pacto social requiere un clima de normalidad, "sin frentes de conflictos que distraigan la atención", reflexionó.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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