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Francesco Cossiga encargará a un democristiano formar Gobierno en Italia

Juan Arias

El presidente italiano, Francesco Cossiga, encargará mañana a un democristiano que intente formar nuevo Gobierno. Es ésta la única certeza que existe en medio de un mar de incógnitas sin resolver generadas tras las consultas que ha completado el jefe del Estado con los líderes políticos. De ellas queda claro que la Democracia Cristiana (DC) esta vez no renunciará a la presidencia del Ejecutivo, lo cual acepta ahora incluso el partido socialista (PSI). El problema está en quién será el nuevo primer ministro.

La Democracia Cristiana (DC) ha dicho a Cossiga que desea que se forme un Gobierno de envergadura, serio y estable, en el que los partidos de la antigua alianza de cinco partidos que quieran participar lo hagan sacrificando a sus mejores hombres.La primera fuerza política italiana está dispuesta a dar ejemplo proponiendo como presidente al secretario del partido, Ciriaco de Mita.

Pero la dificultad está en que los socialistas han dado ya a entender a Cossiga que no quieren a De Mita. Un democristiano, sí; pero el secretario, no, sostiene el partido de Bettino Craxi.

Los motivos argumentados son dos: Craxi no desea que se constituya un Ejecutivo fuerte. Prefiere uno de decantación, es decir, de segunda categoría, para esperar tiempos mejores después del verano.

No al pentapartido

Los socialistas no quieren ni oír hablar del viejo pentapartido. Pero sobre todo, lo que no quiere Craxi es que con la presidencia de De Mita pueda parecer ante la opinión pública que el vencedor de la pelea de gallos que caracterizó toda la campaña electoral es precisamente uno de los dos contendientes que hoy ni siquiera se saludan cuando se encuentran en los pasillos del Parlamento. Es como si Craxi hubiese dicho a De Mita: "Yo no seré presidente del Gobierno, pero tú tampoco".Con todo ello, la DC está entre la espada y la pared. Ha ganado el primer asalto, arrancando al PSI por fin el Palazzo Chiggi, la sede de la presidencia del Consejo de Ministros. Ahora, frente al veto de Craxi a De Mita, el primer partido de Italia tiene dos caminos: forzar la pelea negándose a formar Gobierno si De Mita no lo preside, lo cual pondría en dificultades a Craxi, pues le obligaría a buscar una mayoría con los comunistas -el líder socialista rechaza esa alternativa-, o bien contentarse con un empate, presentando a otro candidato como primer ministro.

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A favor de esta hipótesis -que parece hoy la más probable- juega lo que la DC llama sentido de la responsabilidad frente al país", pues forzar las cosas podría suponer, según De Mita, regresar a una situación ingobernable y precipitar nuevas elecciones anticipadas dentro de unos meses. La última palabra la tiene Cossiga, quien deberá decidir si dar el encargo a de Mita o a otro democristiano.

Lo cierto es que esta legislatura se presenta ya cargada de nubes negras. Los cambios resultantes de las elecciones -que no han sido pocos tras la aparición de los verdes, el aumento socialista y la derrota comunista- no son, con todo, suficientes para conjeturar una mayoría de gobierno sin la presencia democristiana.

El duelo sigue

Todo ello hace que el duelo entre la DC y el PSI siga en pie igual o peor que antes de las elecciones, por la sencilla razón de que no ha habido ni un vencedor ni un vencido en los pasados comicios. Los dos contendientes han ganado y se sienten ahora más fuertes, si cabe, en la pelea.Para los socialistas de Craxi es de vital importancia seguir presionando con el fin de lograr más espacio político, robando votos a los comunistas, pero deben hacerlo intentado, simultáneamente, desangrar a los democristianos y arrancarles poco a poco el centro político que mantienen desde hace 40 años.

El PSI tiene, por otro lado, que afrontar en estos momentos un huracán producido por el estallido de varios escándalos financieros, que han llevado a la cárcel a toda una serie de dirigentes administrativos del partido y han salpicado hasta a una figura como Claudio Signorile, ex ministro de Transportes y uno de los políticos socialistas de mayor relieve. Craxi se ha visto obligado a enviar a la región de Puglia, el reino de Signorile, a un comisario con plenos poderes para hacer limpieza. Ha designado a Carlo Tognoli, ex alcalde de Midán, considerado como una de las personas más íntegras del partido.

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