Una selección de 30 obras define la arquitectura española de nuestros días

El pabellón Juan de Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid es el escenario de la exposición Treinta obras. Arquitectura española. A dos 50-años 80 , en una versión más reducida que la presentada en Bélgica durante Europalia 85. Este escaparate de edificios de los últimos años presenta una imagen diversa y ecléctica de la arquitectura moderna española. La muestra contiene planos, fotografías y textos sobre las obras, retratos de los autores realizados por Ouka Lele, un audiovisual y una selección de libros y revistas.

La antología de 30 obras de la arquitectura española de los últimos 30 años fue organizada con motivo de Europalia 85 en Bélgica. La exposición se presentó en Hasselt, cerca de Bruselas, y después ha recorrido Dinamarca, Rotterdam y Estrasburgo. Desde el martes y hasta el 26 de julio ocupa el pabellón Villanueva, proyectado por Juan de Villanueva, arquitecto del Museo del Prado, en 1781, y restaurado por Antonio Fernández Alba en 1981. La exposición, organizada por la Dirección General para la Vivienda y Arquitectura, del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, se presentará, después en otras ciudades.Ángel Fernández Alba, de 40 años, titulado por la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1969; es el comisario, y su estudio ha realizado el montaje. Señala que esta selección, con carácter didáctico, se concreta en edificios construidos, institucionales y viviendas unifamiliares, que son ya muy conocidos. La intención ha sido divulgar la arquitectura española, que se presenta como un conjunto "variopinto y ecléctico, con una serie de arquitectos con talento". Considera que este punto de partida debía animar a la Administración para seguir con otras exposiciones más selectivas.

Corrientes dominantes

Aunque ha evitado las etiquetas y la antológica no tiene carácter histórico, las obras, desde la casa sindical de Madrid (1950), de Cabrero, hasta la estación de la universidad de Bellaterra (1984) en Barcelona, de Bach y Mora se pueden situar en las corrientes dominantes de la arquitectura española de los últimos 30 años situada entre la llegada del estilo internacional y las variaciones posmodernas. Madrid, Barcelona, País Vasco y Sevilla son los lugares con mayor número de obras.

La casa sindical de Madrid es un edificio con un basamento de siete plantas que sirve de soporte a un cubo central que completa dieciséis plantas. Fue proyectado en 1950 por Cabrero y es el primer edificio, catalogado de la muestra. La estación de la Universidad de Bellaterra, que hace el número 30, esta proyectada a partir de una infraestructura y se plantea como la conjunción de dos fachadas distintas: la que cierra la avenida que conduce a las facultades, y la opuesta, que da frente a los andenes con una fachada centrada por los dos arcos de acceso al túnel y una marquesina ligera. Es obra de Bach & Mora.

La fotógrafa Ouka Lele ha realizado los retratos de los arquitectos, individualmente o en equipo, autores de las obras expuestas. Ouka Lele dice que son retratos puros, en blanco y negro, hechos en su estudio o en el de los arquitectos, que aportaron algunos objetos de identificación. Para Ouka Lele se trata de un ejercicio de rapidez visual y agudeza.

Los retratos están situados frente a los paneles luminosos (en total hay 60) con fotografías y planos de las obras. La exposión se completa con una selección de unos 200 libros en castellano y revistas especializadas sobre todo Revista Nacional de Arquitectura, Hogar y Arquitectura y Nueva Forma.

Junto con la exposición se ha presentado el libro Arquitectura española años 50-años 80, de Antón Capitel, de 40 años, titulado por la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1971. Este ensayo complementa la selección expuesta y estudia unas 120 obras del mismo período, que presentan como nota más destacada una postura de moderación en el diálogo entre modernismo, modernismo.

Según Antón Capitel, en la arquitectura moderna española hay un seguimiento del estilo internacional (racionalismo, funcionalismo, con los grandes nombres de Le Corbusier y Mies) que tiene en la década de los cincuenta un desarrollo y fidelidad, en autores como Coderch, Sáenz de Oiza, De la Sota. En los sesenta hay una revisión realista de la modernidad, con la tendencia orgánica (a partir de Aalto y Wright) en un enriquecimiento del lenguaje, como en Antonio Fernández Alba. Esta revisión está ligada en Barcelona (como Bohigas, Correa) a la cultura italiana, en la idea de la ciudad histérica y el diseño (Gardella, Rogers).

Con la década de los setenta, según Antón Capitel, llega el "barullo crítica con la muerte de la modernidad y el nacimiento de la posmodernidad (Aldo Rossi, Venturi).

A partir de ese momento y hasta la actualidad las tendencias se han dispersado por los eclécticos moderados (Moneo, Casas) o sofisticados (Tusquets, Clotet), los neomodernos (Piñón, Navarro Baldoweg) y los clasicistas (Linazasoro).