Con Dios y con el diablo
Acaban de llegarme las noticias de la tragedia de Barcelona en la que 18 personas han resultado muertas. No es éste el momento para retórica, y florilogios. Hay que llamar al pan, pan, y al vino, vino. Todo lo demás no sirve y sólo contribuye a ese rizar el rizo en el que nuestros políticos -además de.muchos otros elementos de la sociedad- son verdaderos expertos.La indignación, furia, dolor e impotencia que siento al mismo tiempo son imposibles de describir. Y no es cuestión de que no es aconsejable juzgar ni tomar decisiones bajó la influencia de estas emociones tan fuerte. Sólo con un arrebato de, mal humor puede una decir la verdad de lo que siente sin temor a las consecuencias. Porqué expresarse de una manera civilizada no sirve con estos sujetos asesinos. Su comportanlá ento es anticivilización y antihumapídad.
Disimular, hacer la vista gorda, es a estas alturas, comulgar con ellos. Tenemos la obligación de combatir abiertamente esta forma de terrorismo, cada cual con los medíos que tenga a su alcance. No podemos ser pasivos cuando están matando a sangre fría a nuestros hijos, madres, hermanos.... Compartimos muchas de sus aspiraciones -originales, pero los fines no justiácan unos medios que no distinguen entre el verdadero enemigo, el amigo y el que no tiene nada que ver con uno ni otro, por ejemplo los niños.
Y lo malo también de todo sto es la hipocresía que reviste a las personas que apoyan a priori instituciones y dictámenes que acarrean semejante violencia.
Hoy celebramos los vascos de EE UU la convención anual de la North American Basque Organization (NABO) en Boise, Idaho. El año pasado se celebró en Fresno, Califomia. Resulta patético y repugnantg ver en estos festejos a ciertos elementos que están con Dios y con el diablo. Disfrazados de cordero, dedican todo él tiempo preciso para engañar, sobornar y acabar con cualquiera que no comulgue., con ellos. Esto sucede tanto a nivel individual como colectivo. Lo que sucede en Euskadi y en España tiene su correspondiente homólogo en EE UU, y algunos de ellos traen y llevan los chismes y los medios que, facilitan el caos reinante. Dichos individuos no titubean en sacrificar honor, respeto e integridad personal ante el cometido que les ha sido encomendado o que abrazan inconscientemente.
El mayor enemigo
Se criticaron los 30 y muchos años de dictadura; se apoyó al nuevo espíritu que prometía cambiar el ambiente de corrupción y opresión, y, ahora -ironía de la vida-, el engaño viene por partida doble.
El mayor enemigo no es ya Madrid, somos nosotros mismos. No hay sino que echar una mirada a nuestro alrededor, en Euskadi, para comprobarlo. Mucho quiero yo a mi brazo derecho, pero si la gangrena del mismo amenaza al resto de mi cuerpo, lo extirparé. El cáncer de la sociedad vasca es también penoso y duro de erradicar, pero, ¿no es necesario hacerlo? La falta de visión de los que no son capaces de captar lo que el terrorismo está haciendo al País Vasco es abismal. Para éstos, alimentar el odio y negar la realidad diaria son los ejercicios por excelencia.
Todo sistema de gobierno tiene sus fallos, y quien no reconozca y acepte esto no va a entender ni aceptar nada más. Hay que dar la oportunidad al Gobierno actual como se la dimos a ellos en el momento oportuno, y cuando se actuaba, sobre todo, por ideales.
En ningún caso se justifica una lucha annada que desde hace tiempo equivale a asesinar indiscríminadamente. Barcelona y sus habitantes no tienen la culpa de las susodichas injusticias perpetradas por el Gobierno central en Euskadi. Con o sin Juegos de la Olimpiada en 1992, las víctimas inocentes de los atentados de los últimos meses claman por un conjuro de toda la sociedad española -y muy especialmente de la vasca- contra quienes osan enarbolar el lema Patria y libertad mientras exterminan al ciudadano.
Para las familias afectadas por la tragedia, deben saber que algunos de nosotros, aunque estamos lejos físicamente, sentimos el dolor que nos roe las enrañas y nos solídifica con ellos hoy, mañana y ese siempre tan limitado para los hombres y que algunos se atreven a sesgar prematuramente y a capricho.
es presidenta de la Basque American Foundation, con sede en Fresno, California (Estados Unidos)
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.