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Marcinkus ocultó "operaciones dolosas" del banquero Calvi, según los jueces de Milán

Juan Arias

El documento de acusación de los jueces de Milán contra el arzobispo Paul Marcinkus, de 65 años, presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), subraya "la comprobada existencia de un acuerdo" entre esta entidad vaticana y el banquero Roberto Calvi para ocultar "operaciones dolosas" que produjeron ingentes ganancias. Los jueces dictaron en su día órdenes de detención contra el obispo y contra sus dos ayudantes seglares, Luigi Mennini y Pellegrino de Strobel. El documento fue destapado por el diario La Stampa cuando se rumorea que Marcinkus está enfermo del corazón.

Se sabía que el documento acusatorio constaba de 24 folios y que era muy duro, hasta el punto de que el Tribunal de la Libertad rechazó el recurso de los abogados del Vaticano contra las órdenes de detención tras haber leído el alegato de los jueces milaneses. El Vaticano recurrió como última instancia al Tribunal Supremo, que en estos días deberá decidir si tales mandatos de detención fueron justificados.Mientras tanto, el citado diario turinés, propiedad de la Fiat, ha conseguido el documento de acusación, que buscaba medio mundo. Una revista de la República Federal de Alemania había ofrecido incluso hace sólo un mes, un talón en blanco para quien le procurara este documento.

Ahora se sabe que el informe, publicado el viernes por La Mampa, acusa al IOR (Instituto para las Obras de Religión considerado como la banca pontificia), presidido por Marcinkus, de haber desarrollado "un papel fundamental y esenc¡al en la realización por parte de Calvi de operaciones que no hubiesen sido posibles a la luz del sol" y, por tanto, de "haber agravado irreparablemente la quiebra del Banco Ambrosiano", en 1982.

"Entramado oculto"

Se habla también de un "entramado oculto y perverso" entre Roberto Calvi y Paul Marcinkus, que, según el Tribunal de la Libertact, fue "exclusivo y estrechísimo" con los más altos funcionarios del IOR, que eran "perfectamente conscientes de que ofrecían una tapadera válida para las operaciones que Calvi no hubiese podido realizar abiertamente". Como es sabido, y como ha confirmado numerosas veces la viuda de Calvi, Marcinkus pasaba incluso las vacaciones en las Bahamas con la familia del citado banquero, que murió ahorcado bajo el puente de Blackfriars, de Londres, en 1982.

En el centro de la acusación de los jueces milaneses aparece lo que el documento llama "la comprobada existencia de un acuerdo por el cual el IOR se comprometía a ofrecer su propio nombre y su propia imagen para ocultar las actividades de Calvi". Y, según los magistrados, se trata de verdaderas operaciones dolosas", que permitieron al IOR lograr grandes ganancias.

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Por este motivo se acusa al arzobispo y a sus colaboradores de "bancarrota fraudulenta" en relación con el Banco Ambrosiano, gracias a las famosas cartas de patronage firmadas a favor de Calvi por Marcinkus y De Strobel, mientras que Mennini representó, según los jueces, el vínculo del IOR con los colaboradores de Calvi. De cualquier modo, según la acusación, era el arzobispo Marcinkus en persona quien "gestionaba por parte del IOR las relaciones con la United Trading Corporation", la sociedad panameña propiedad del Vaticano que los magistrados de Milán consideran el "centro motor" de toda la operación ilegal.

El diario La Repubblica dio ayer a conocer la noticia de que Licio Gelli, gran maestre de la ilegal logia masónica Propaganda 2 (la famosa P 2), ha puesto en manos de sus abogados, desde la clandestinidad, un documento inédito firmado por el IOR antes de la muerte de Calvi y escrito en papel oficial del Vaticano, con el número de protocolo 6772652, en el que se afirma que la sociedad Belatrix que debía al Banco Ambrosia no 144 millones de dólares (unos 18.000 millones de pesetas) era propiedad del Vaticano. Ahora bien, si el Vaticano hubiese cubierto aquella deuda el Banco Ambrosiano hubiese evitado la quiebra. Según el citado periódico romano, dicho documento, que fue enviado por los abogados de Gelli a los jueces de Milán, "constituye la prueba más contundente de la deuda del banco vaticano frente al Ambrosiano".

Por su parte, uno de los cuatro jueces del tribunal vaticano que habían estudiado, por encargo de la Santa Sede, todo el intrincado asunto de la posible culpabilidad del IOR en la quiebra del Ambrosiano, ha confirmado ayer que, aún prescindiendo de la respuesta que dará el Tribunal Supremo acerca de las órdenes de detención contra Marcinkus y sus dos colaboradores, el Vaticano no concederá su extradición de los tres banqueros.

Ello ha provocado una manifestación del Partido Radical ante el Parlamento para solicitar que se replanteen las relaciones entre la Santa Sede y el Estado italiano y el nuevo Concordato, recientemente firmado entre ambos. El problema se había ya agravado durante la pasada campaña electoral, en la cual la Iglesia y el Vaticano se habían empeñado a fondo en favor de la Democracia Cristiana. Esta actitud llevó a decir al ex presidente del Gobierno italiano y secretario del Partido Socialista, Bettino Craxi: "Espero que ese rito indigno no vuelva a repetirse en las próximas elecciones".

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