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La ausencia de alternativa presagia un alza de la abstención en los comicios italianos

Los italianos acudieron ayer tranquilamente a las urnas en la primera de las dos jornadas de unas elecciones legislativas anticipadas -por quinta vez consecutiva- no entendidas bien por el país. Tal incomprensión y la incapacidad de los políticos para ofrecer opciones concretas presagian, a juicio de los analistas, la posibilidad de un ligero aumento del abstencionismo. En las últimas elecciones generales, celebradas en 1983, el. índice de abstencionismo, incluidos los votos en blanco, fue del 14,4%.

ENVIADO ESPECIAL, Indro Montanelli, historiador y director del diario conservador Il Giornale, afirma que en conciencia el electorado tendría que realizar una "huelga de voto, porque nuestros políticos merecen la tumba". Para Eugenio Scalfari, director de La Repubblica, de izquierda, resulta un esfuerzo votar, aunque, dice, se debe hacerlo, si se piensa en la amplísima corrupción pública que existe en Italia.Los 83.447 colegios electorales distiribuidos en todo el país fueron abiertos a las siete de la mañana y cerraron a las diez de la noche de ayer. Hoy permanecerán abiertos desde las siete hasta las dos de la tarde. Un total de 45,6 millones de personas mayores de 18 años tienen derecho a votar para la elección de los 630 componentes de la Cámara de Diputados y cerca de 40 millones, con edad superior a los 25, votan para los 315 escaños del Senado. Casi cuatro millones de jóvenes lo hacen por primera vez desde los comicios legislativos de 1.983.

La mayor parte de los dirigentes políticos madrugaron para votar, a excepción del ultraderechista Giorgio Almiranté, del Movimiento Social Italiano (MSI), quien no lo hará hasta hoy en Roma. El presidente de, la República, Francesco Cossiga, que no visitaba su ciudad natal, Sassari, en la isla de Cerdeña, desde hacía dos años, viajó hasta allí para depositar su voto. El primer ministro, el democristiano Amintore Fanfani, fue el más madrugador y lo hizo en Roma al igual que su compañero de partido Giulio Andreotti. El líder de la Democracia Cristiana (DC), Ciriaco de Mita, que se juega en estos comicios su futuro político, ha querido aislarse en su pequeño pueblo natal de Nusco, provincia meridional de Avellino, y permanecerá allí hasta el final. El secretario general del Partido Socialista (PSI), Bettino Craxi, al igual que el del Partido Republicano (PRI), Giovariní Spadolini, votaron en Milán. El líder comunista, Alessandro Natta, prefiríó refugiarse en su casa de Oneglia, en la región septentrionál de Liguria.

Los italianos no han entendido su última crisis de gobierno y critican a los políticos por convertir la campaña en una masacrante lucha por el poder en detrimento de programas con un contenido concreto. De una cosa nadie duda: Italia se despertará el martes sin una fórmula de gobierno clara. Tras los comicios, se abrirá el tradicional período, de negociaciones políticas para poner fin a la crisis, abierta el pasado marzo, y ese período puede prolongarse por varias semanas.Aritméticamente, los posibles escenarios después del voto se resuimen en tres: la recomposición, aunque con diversos ajustes, de la alianza de democristianos, socialistas, republicanos, socialdemócratas y liberales -el famoso pentapartido-, que gobernó durante los últimos tres años y medio; la alternativa de izquierdas propuesta por los comunistas; y, finalmente, la remota posibilidad, de un compromiso entre la DC y el PCI.

La posibilidad más verosímil es la recomposición del pentapartido -el presidente de la Fiat, Gianni Agnelli, así lo ha vaticinado-, -pero la gran duda está en saber si será De Mita o Craxi el que lo dirija o, en su defecto, algún líder laico. Dependerá de los resultados que obtenga la DC, el partido de mayoría relativa en los últimos 40 años.

Si la DC consigue un resultado peor que el de 1983, cuando llegó al mínimo histórico del 32,9%, los analistas pronostican que De Mita dimitirá y que los democristianos tendrán que ceder otra vez el Palazzo Chigi, sede de la presidencia del Gobierno, a Craxi o a algún laico, sobre todo si, como señalan los sondeos, el PSI mejora el 11,4% que obtuvo en 1983. No es impensable incluso que la DC decida ir a la oposición, lo que marcaría un hito histórico en Italia o bien que se formara un gobierno laico-socialista con el apoyo externo del PCI. La alternativa de izquierdas propugnada por los comunistas ha sido rechazada de plano por Craxi.

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