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Cabezas pensantes

Desde su creación en 1975 en Nueva York, los Cabezas Parlantes (Talking Heads) siempre han mimado el componente visual de su música y sus espectáculos. El nombre del grupo fue inspirado por un programa de televisión, y sus fundadores, David Byrne y Chris Frantz, provenían de una escuela de diseño. Las ideas estaban claras y sus limitaciones como instrumentistas nunca significaron un obstáculo. Por esto, no importó que Tina Weymouth no supiera tocar ningún instrumento antes de incorporarse a Talking Heads, aunque pronto aprendió el bajo eléctrico.Hoy, el cuarteto neoyorquino, con nueve discos editados -muchos de ellos millonarios en ventas- y una nueva película -True stories, estrenada en 1986-, es uno de los grupos fundamentales del pop y David Byrne una de las mentes más inquietas y carismáticas de la música actual. Es un líder que se resiste a representar este papel y su lucidez estética le permite reunir en su música. elementos del rock and roll y del pop, con acercamientos a la música étnica africana y oriental, tamizados con las dosis de comercialidad necesarias para hacerlas asequibles a oídos despiertos.

La película Stop making sense fue rodada en el teatro Pantages de Hollywood en diciembre de 1983, y representa un recorrido por la carrera musical de Talking Heads a lo largo de 15 canciones. El dinero para su realización, cercano a los doscientos millones de pesetas, salió de las arcas del grupo y permitió ese control del producto de principio a fin que es otra de sus características.

Stop making sense no es sólo una película musical. Es la historia de una actuación que se inicia con austeridad franciscana, pensada al milímetro, sin concesiones, con una progresión muy conseguida y en la que los medios técnicos están al servicio de una idea sencilla, y no al revés, como sucede en la mayoría de los conciertos de rock. No existe la artificiosidad a que estamos acostumbrados ni tampoco el distanciamiento entre el grupo y el espectador, y la posibilidad de conocer a las nueve personas que en la película componen Talking Heads se realiza a través de sus reacciones en el escenario y de la música. No hay palabras, entrevistas o declaraciones de principios, y aunque hubiera sido necesaria una traducción de los textos de las canciones, el grupo se presenta casi al desnudo, sin innecesarias florituras. Es una película que muestra el trabajo serio de unas figuras del rock que no quieren convertirse en seres inalcanzables.

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