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LAS RELACIONES ESTE-OESTE

'Cordón sanitario' para proteger del presidente

Francisco G. Basterra

F. G. B. Ronald Reagan pidió ayer a Gorbachov que derribara el muro, pero el presidente norteamericano habló en Berlín, rodeado por otro muro, un cordón sanitario, con alambre de espino incluido, que le aislaba de Berlín y de los berlineses de a pie, para evitar protestas y manifestaciones.

Unos 10.000 policías de la RFA, los servicios secretos y el Ejército norteamericanos prepararon para Reagan, ante la puerta de Brandenburgo, una seleccionada masa de berlineses seguros y entusiastas. Una joven berlinesa con aspecto de rockera explicó, tras muchas dudas, que pertenecían a la escuela de la policía. Todos ellos, centenares, llevaban prendidos en el pecho dos pequeños alfileres de reconocimiento.

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Casi la mitad de la masa estaba formada por los 14.000 militares, de paisano y acompañados de sus familiares, que EE UU tiene estacionados en Berlín, Al pasar los controles policiales, la propia policía y voluntarios de la Embajada de EE UU les entregaban banderas norteamericanas y de la RFA. Un periódico local había impreso banderitas de EE UU con la foto de Reagan y un "Bienvenido, señor presidente" en el reverso.

Había que traspasar, con invitación, cuatro controles policiales para escuchar al gran comunicador. La tribuna estaba situada a unos 200 metros del muro.

La noche anterior, unos 30.000 representantes de decenas de grupos izquierdistas, radicales, verdes, religiosos y anarquistas se manifestaron por la ciudad contra la política internacional del presidente. Un grupo de unos 1.500, alborotadores profesionales, según la policía, y que en algún momento fueron provocados por jóvenes neonazis, chocaron violentamente con las fuerzas del orden, a las que apedrearon, rompieron bancos y lunas de establecimientos comerciales y prendieron fuego a algunos vehículos. Ayer la policía estaba preparada para reprimir pequeños saltos, pues había sido convocada una jornada de acción.

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