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La banca estima que la situación de ENDESA "no es tan sólida"

La Asociación Española de Banca (AEB) y su presidente, Rafael Termes, estiman que la situación de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA) "no es tan sólida" como parece, y aboga para que el sector público eléctrico tenga una mayor participación en la distribución de electricidad y no sólo en la generación. Hoy, representantes del Ministerio de Industria y Energía mantendrán una reunión con técnicos de los siete grandes y de la AEB para estudiar el denominado marco legal y estable para el sector eléctrico.

La incursión de la banca nacional en la polémica sobre el futuro del sector eléctrico ha marcado un precedente curioso en la discusión que afecta en los últimos meses a las empresas eléctricas. El informe presentado por Rafael Termes, presidente de la AEB, a Industria y a las compañías se considera en medios energéticos y bancarios como uno de los análisis más completos e interesantes que se han producido al respecto en los últimos años. Sus propuestas llaman la atención no sólo por las novedades ofrecidas, sino por lo llamativo de las soluciones sugeridas.

Aparte de sus anexos estadísticos, tomados en su mayor parte de las previsiones para el sector elaboradas por la denominada comisión tripartita (Administración, firma auditora y Unidad Eléctrica), el informe de Rafael Termes ocupa tan sólo 10 páginas, pero son particularmente densas pese a su carácter preliminar. El documento es crítico hacia la posición gubernamental, pero, al mismo tiempo, resalta los esfuerzos que se están realizando para poner coto a una crisis que, contenida durante los últimos años, se ha desatado a raíz del asunto FECSA.

"Trasvase de beneficios"

Quizá el aspecto más llamativo del informe, después de los capítulos financieros, es la advertencia que realiza sobre el papel que desempeñan las empresas públicas dentro del sector eléctrico. La AEB estima que el contrato de suministro de energía firmado entre ENDESA y las empresas privadas debe ser revisado, y se muestra de acuerdo con la posición de las compañías privadas para que la empresa pública "acceda a la distribución como otra sociedad eléctrica más, lo cual daría estabilidad al sector y prevendría en el futuro contra enojosas situaciones".La AEB estima, en este sentido, que en el sistema eléctrico existe "un trasvase de beneficios del sector privado al público del orden de 40.000 millones de pesetas al año". "La banca internacional considera a ENDESA como la más saneada entre las grandes, y en ocasiones se tiende a esperar que pueda hacer frente a gran parte de los problemas que afectan al sector eléctrico, pero de hecho ENDESA no es tan sólida. Sus tres puntos débiles -previsible agotamiento de Puentes de García Rodríguez; riesgo de limitación de horas/año de funcionamiento por razones de contaminación, y peligros de tener que afrontar los problemas mineros de la zona de El Bierzo-, aunque son tratables, no deben ser olvidados a la hora de pensar en el papel a juzgar por ENDESA".

El capítulo base del informe se refiere al desfase -entre el 10% y el 15%- que la AEB estima que existe en la historia reciente de aumentos de las tarifas eléctricas. La organización bancaria emplaza a la Administración a definirse al respecto sobre las premisas de que, por un lado, las subidas deben recoger el coste real o, por otro, acudir a las subvenciones para diluir el coste eléctrico sobre la totalidad de los contribuyentes.

En relación al nuevo sistema de aumento de tarifas que la Administración está preparando, y que será el plato central de la reunión de hoy, la AEB afirma que este mecanismo, basado en los costes estándares, "tiene, sin duda, sus inconvenientes al fijar una tarifa única, pero puede ser válido si se establece con prudencia, se recogen todos los costes y se acompaña de un sistema equitativo de compensaciones para tener en cuenta la distinta naturaleza de generación".

El informe considera también que existe un mito en tomo a la rentabilidad del sector y asegura que "nos hallamos muy lejos de la rentabilidad sobre fondos propios necesaria para que el sector pueda valerse por sí solo en condiciones de mercado". La AEB sitúa en 87.000 millones de pesetas los costes diferidos del sector en 1986, que ascenderán a 337.000 millones en 1992.

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