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Francisco García Vázquez

Uno de los tres arquitectos de la ciudad que será nueva capital de Argentina

Andrés Fernández Rubio

Quizá uno de los sueños de un urbanista sea tener una ciudad en la cabeza. El arquitecto Francisco García Vázquez la tiene ya. Es uno de los tres miembros de la Comisión Técnica Asesora encargada de diseñar el plan urbanístico de la ciudad que será la nueva capital de Argentina. Otra comisión trabaja para ponerle nombre, y uno de los que se barajan es Santa María del Sur. Lejanamente inspirada en Bonn, la población responderá a una arquitectura humanizada. Para lograrlo, García Vázquez presenta una infinidad de datos reales y convincentes sobre lo que todavía es un sueño.

El arquitecto argentino sorprende por su capacidad de expresarse con cifras y lograr que todo se entienda a la primera. La experiencia debe servirle en esta labor, ya que durante 12 años fue presidente de la Sociedad Central de Arquitectos en su país. Catedrático de universidad de ordenamiento urbano, fue director del plan regulador de la ciudad de Buenos Aires. Ahora acaba de regresar de Francia, donde se ha firmado un convenio de cooperación técnica para la construcción de la nueva ciudad; también se ha firmado ya con Italia, y en España, con la Fundación de arquitectura Rafael Leoz. García Vázquez se muestra interesado en que la Administración española llegue a participar activamente en el proyecto.Piensa que la arquitectura tiene que tener el sello de la época en que se realiza. Por eso la capital será "totalmente moderna", dice, "de acuerdo a los principios urbanísticos más humanos". Asegura que las calles se torcerán para que determinados árboles sean preservados, que el transporte urbano contará con tranvías y trolebuses no contaminantes y que nace pensada sobre todo para minusválidos, ciclistas y peatones. "Los planes prevén que para el año 2025 no sobrepase los 500.000 habitantes. Se trata de que no se cree una nueva Buenos Aires y de que por cada habitante existan 30 metros cuadrados de espacios verdes".

El Congreso argentino ha aprobado hace días el cambio de capital, y ahora la carrera es contra reloj. García Vázquez calcula que de aquí a 10 años habrá ciudad. Se le nota el entusiasmo, "aunque éste se mezcla con los dolores de cabeza", afirma divertido.

Mil kilómetros al Sur separarán a Buenos Aires de su competidora, que estará situada a orillas del río Negro. Algunos argentinos desconodecores de su propia geografía identifican la zona con los pingüinos. Nada menos cierto, según el arquitecto, ya que la zona, situada en la misma latitud, aunque en otro hemisferio, que Madrid o Lisboa, tiene un clima privilegiado. Nunca nieva y la temperatura puede alcanzar los 43º centígrados. Los opositores al nuevo proyecto han incidido en el enorme coste que puede acarrearle a un país en crisis. Para todo cuenta con una respuesta este urbanista: "Su construcción no va a tener gran incidencia en el presupuesto. Un 45% será inversión pública, y un 55%, privada. Según estudios realizados, el gasto nunca superaría más del 0,5% del producto nacional bruto anualmente". García Vázquez insiste en su apuesta por un traslado emblemático de la capital como forma idónea para mejorar la Administración nacional. "Tras algunos sueños uno se levanta sobresaltado, y espero que éste no sea uno de ellos", dice.

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