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FERIA DE SAN ISIDRO

Media casta.

Media casta o ninguna casta tuvieron los toros de Martínez Uranga lidiados ayer. Aparatosamente grandes, también eran aparatosamente mansos; o peor aún, pues parecían amoruchados. Cojos, echando las manos por delante, reacios a embestir, y si acudían al engaño, topaban. Toreros buenos había en la plaza y no les pudieron hacer faena. Las figuras tampoco habrían podido, pero la diferencia está en que con toros de esta catadura, ni se anuncian. El aficionado El Lupas lo denunciaba a voces desde el tendido siete y el resto de la afición no paró de protestar.

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