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Reportaje:

La débil lucha de la SWAPO para liberar Namibia

"La lucha continúa, la victoria es segura", gritaba el presidente de la Organización Popular de África del Suroeste (SWAPO), Sam Nujoma, al concluir, puño en alto, un encendido discurso en la última reunión de la ONU dedicada a reclamar la independencia de Namibia. "Por desgracia, la victoria deberá esperar aún varios años", comentó un asistente a las sesiones, clausuradas hace dos semanas en Luanda.Aunque las resoluciones y condenas de la ONU sobre el tema son infinitas, la clave parece estar en el decreto número 1, que establece el no aprovechamiento de los inmensos recursos de Namibia en pesca y minerales hasta que logre la independencia.

Namibia guarda grandes tesoros en su subsuelo -entre los que destacan los diamantes y el uranio- y en su costa. La SWAPO denuncia que Suráfrica otorga toda clase de facilidades para la instalación de empresas extranjeras, especialmente en materia de impuestos. La tentación es irresistible y los primeros en pecar son quienes, a la vez, defienden la causa de la SWAPO.

Por eso, además de Estados Unidos y la República Federal de Alemania -a quien la SWAPO acusa por las ayudas humanitarias que da al Gobierno fantoche de Namibia y por su proyecto de enterrar desechos radiactivos en dicho territorio-, las denuncias van en contra de Bélgica, Países Bajos y Francia.

Todos ellos están contribuyendo a una explotación irracional de los recursos que puede dejar en la calle al pueblo namibio cuando este obtenga la independencia.

Según la SWAPO, Suráfrica está acelerando la extracción del uranio de Namibia, ante la certeza de que, en un futuro próximo, tendrá que renunciar al territorio. "Mantener este frente abierto le cuesta demasiado a Suráfrica, que tiene también graves problemas en su casa que resolver", asegura Nujoma.

La guerra lejana

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Fuentes angoleñas bien informadas están de acuerdo en este punto. Pero, aseguran, si el gigante se tambalea no es por la batalla que le opone la SWAPO.

En efecto, desde que las tropas surafricanas lanzaron su ofensiva en 1.984 contra las bases de la SWAPO en el sur de Angola, la organización rebelde desplazó su cuartel general a Luanda. Sus líderes afirman que sus fuerzas se mantienen fuertes en los territorios liberqdos. Pero fuentes angoleñas albergan serias dudas de que la SWAPO controle zona alguna al sur de Angola. El hecho de que el grupo de Sam Nujoma sea uno de los pocos movimientos de liberación en el mundo que jamás ha llevado al campo de batalla a representantes de la Prensa no contribuye precisamente a despejar las dudas y sospechas en este sentido.

Observadores occidentales y los propios angoleños -que no se cansan de proclamar su solidaridad a la SWAPO- también dudan de la consistencia de su presidente como líder nacionalista. "Sam Nujoma no está en condiciones de exigir demasiado, puesto que no tiene nada concreto que ofrecer en el aspecto bélico", afirma un observador occidental en Luanda.

Pero hay quien va más lejos y duda incluso de la consistencia del liderazgo del presidente de la SWAPO. Nujoma conserva un gran poder carismático en Namibia e indudablemente sería el triunfador en unas eventuales elecciones democráticas en su tierra. Según esta visión, los de rroteros de la SWAPO se han alejado de la realidad de los que siguen dentro de Namibia y actualmente son los verdaderos pilares de la lucha. Además, aseguran, aunque Nujoma se esfuerce en proclamar sus afinidades con el eje socialista, sus verdaderos amigos están en Occidente.

Nujoma y sus amigos

"Hay serias ductas sobre la definición ideológica de la SWAPO, que actualmente se divide entre una corriente más fanática prosoviética con gran poder, pero limitada a un máximo de dos figuras dirigentes, y otra, encabezada por Nujoma, prooccidental", afirman fuentes angoleñas.

Según estas fuentes, Dietrich Genscher, ministro de Asuntos Exteriores de lavituperada RFA, es gran amigo personal de Nujoma. En las conversaciones que ambos mantienen en un fluido alemán, Nujoma perdona a Bonn por convertir su tierra en un basurero radiactivo y recibe su parte por ello", afirman. "Como cualquier país aliricano, Narnibia se debe a la potencia que la colonizó", añaden.

Lo que no les parece bien a los aliados de la SWAPO en el África austral es que les toque a ellos pagar el precio de esta política dilatoria. Además de las represalias de Suráfrica, estos países enfrentan serios problemas internos. Probablemente Pretoria vería con buenos ojos deshacerse del problema namibio si hay garantías de que ello no le costará otro vecino marxista. Los aliados de la SWAPO consideran que el futuro de Namibia es algo que deben decidir los propios namibios. Pero al mismo tiempo ellos son quienes más dudan de la sinceridad del marxismo de la SWAPO. Si ello se confirma, todo encaja y no hay motivo para seguir jugando.

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