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El déficit público de 1986 ascendió a 1,83 billones de pesetas, aunque los ingresos aumentaron un 20%

El déficit de las administraciones públicas -sin incluir empresas y organismos comerciales- ascendió el año pasado a 1,83 billones de pesetas, después de que los ingresos crecieran casi un 20% y superaran los 11,5 billones de pesetas, según estimaciones cuya difusión mantiene reservada el Ministerio de Economía y Hacienda. Esta necesidad de financiación excedió en 390.000 millones al importe anunciado hace varios meses para el déficit de caja del Estado. Representa un 5,72% del producto interior bruto (PIB), superior por segundo año consecutivo a la media de la Comunidad Europea (CE).

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El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, declaró la pasada semana a un grupo de periodistas que los datos de déficit total de las Administraciones públicas en 1987 no estarían disponibles hasta finales de junio. Las únicas cifras oficiales eran las anunciadas hace varios meses por Solchaga, en el sentido de que el Estado había cumplido el objetivo gubernamental de cerrar el año con el 4,5% del PIB. Aquellos datos correspondían sólo a los movimientos de ingresos y gastos no financieros por caja, que cumplían la previsión gubernamental gracias al fuerte aumento (no presupuestado) en la fiscalidad por derivados del petróleo y por IVA.Sin embargo, ha trascendido que el Ministerio de Economía y Hacienda y el Banco de España elaboraron días pasados las cuentas del conjunto de las Administraciones públicas, no ya en términos de caja -siempre susceptibles de anticipar o demorar ingresos o pagos-, sino de contabilidad nacional, que deben reflejar todas las obligaciones contraídas y los derechos reconocidos. Estas cifras -un déficit de 1.830.000 millones de pesetas- exceden en 390.000 millones de pesetas las anunciadas hace varios meses, dé forma que el desequilibrio entre ingresos y gastos no ha sido del 4,5%, sino del 5,72% del PIB. Las del Banco de España se aproximan más al 6% del PIB, debido a que atribuyen 51.000 millones de déficit más que el reconocido por Hacienda a los ayuntamientos y comunidades autónomas.

Aun cuando han sido revisados también al alza los datos de 1985, de los resultados admitidos por Economía y Hacienda se desprende que tampoco durante el pasado año se llevó a la práctica la austeridad anunciada para los presupuestos públicos, ni el carácter restrictivo de la política fiscal, pues la presión fiscal del Estado no se mantuvo congelada (como se decía pretender), sino que aumentó casi dos puntos.

Necesidades del Estado

Pese a que los ingresos corrientes del Estado aumentaron un 17,3%, el déficit o necesidad de financiación ascendió a 1.632.000 millones de pestas. Si se toman como base de comparación los nuevos datos de 1985 (1.659.000 millones de pesetas), dicho déficit disminuyó en 27.000 millones de pesetas, el 1,6%. En cambio, los organismos autónomos de la Administración tuvieron un pequeño superávit de 2.240 millones de pesetas, equivalentes al 0,07 del PIB. La Seguridad Social contribuyó con un déficit de 64.000 millones de pesetas, el 0,20% del PIB, casi la mitad que el año anterior, cuando apenas pudieron notarse los primeros efectos de la reforma de las pensiones.

Por el contrario, las comunidades autónomas y los ayuntamientos duplicaron su déficit conjunto, que había sido el año anterior de 97.200 millones de pesetas. No obstante, en este ámbito de la Administración territorial, el Ministerio de Economía y el Banco de España han tenido que limitarse a realizar estimaciones, y mantienen algunas diferencias. Mientras el primero calcula que las comunidades autónomas tuvieron un déficit de 82.000 millones de pesetas, al banco emisor le salen 98.000 millones.

La diferencia entre ambos es mayor respecto al desequilibrio financiero de las corporaciones locales, para las que Economía estima 75.000 millones de pesetas, y el banco emisor llega a 110.000 millones. Con los datos de la Administración central se totaliza un déficit conjunto del 0,49% del PIB, y con los del Banco de España, del 0,65%, equivalente a 202.000 millones de pesetas.

Para el conjunto de las Administraciones públicas, los ingresos crecieron a mayor ritmo que en el Estado. Su expansión se aproximó al 20% (casi dos billones de pesetas), aunque los de carácter corriente tuvieron una evolución más moderada (18,5%). Por su parte, los gastos se elevaron del 17% al 18%, de forma que el déficit total se redujo en un 2,3%.

En cualquier caso, el hecho de que el déficit admitido por Economía ascienda al 5,72% del PIB ha causado cierta preocupación en medios de la Administración y del banco emisor. Por segundo año consecutivo, dichó déficir rebasa la media europea, que en 1986 bajó desde el 5,2% al 4,7% a pesar de que en muchos países se redujo la presión fiscal.

No inquieta tanto el balance del año ya pasado como lo que pueda ocurrir a la luz del mismo en 1987. Para el presente ejercicio, los Presupuestos Generales del Estado fueron menos austeros. Además, no se podrá contar con los grandes aumentos del año 1986 en la fiscalidad de los productos derivados del petróleo.

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