Huelga de alumnos de ingeniería técnica para reclamar la mejora de instalaciones
Los 547 alumnos de la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial Virgen de la Paloma siguen una huelga desde primeros de mayo para protestar por las condiciones en las que se encuentra el edificio en el que estudian, derivadas de la carencia de un presupuesto propio para la escuela. Las seis aulas de que disponen se encuentran en el lateral de un almacén del Instituto Politécnico Virgen de la Paloma, donde se amontonan trastos viejos y decorados hechos por los estudiantes de Formación Profesional.
Sin más avío que esas seis aulas y otra habitación sin sillas para reunirse entre clase y clase, los estudiantes afirman que no es nada nuevo: "Llevamos así 10 años, hasta que nos hemos hartado"."El problema parte de que el Ministerio de Educación y Ciencia nunca se ha aclarado si dependemos de Enseñanzas Medias o de la Universidad. Escurren el bulto y no se sientan a negociar. Entretanto, no tenemos un presupuesto propio y hemos de servirnos de las instalaciones del Instituto Virgen de la Paloma", cuenta Vicente López, jefe de estudios.
En 1977 abría la escuela la Organización Sindical Virgen de la Paloma dentro de su Instituto Politécnico, quedando adscrita a la universidad Politécnica de Madrid. Un patronato rector se encargaba de dirigirla.
Una vez extinguida la organización sindical, pasó a depender del Instituto Nacional de Empleo del Ministerio de Trabajo. Finalmente, en 1983 la escuela pasó al Ministerio de Educación y Ciencia, convirtiéndose en centro estatal para todos los efectos.
Integrarse en la Universidad
Lo que ahora piden los estudiantes es la integración plena en la universidad Politécnica, que hasta ahora sólo se ha encargado del reconocimiento de los títulos concedidos. El rectorado pide que antes de la transferencia se dote a la escuela con un mínimo de instalaciones. Y los 19 profesores, por su parte, exigen que ante la integración se les reconozca que han estado impartiendo enseñanza universitaria durante 10 años, a pesar de haber pertenecido siempre a la plantilla del Instituto de Formación Profesional.Mientras se delimitan las competencias, los alumnos reclaman, por si acaso, una partida urgente para el próximo curso. Ahora no tienen ni biblioteca ni laboratorios. Los lavabos están en otro edificio y con unas condiciones higiénicas que dejan mucho que desear. Los profesores se reúnen en una habitación que han ido amueblando con los restos acumulados en el almacén que sirve de entorno a la escuela.
El centro, situado en la calle de Francos Rodríguez, junto a la Dehesa de la Villa, imparte clases de las ramas de mecánica y electricidad en horario de tarde y noche. Cuenta con tres grupos de primer curso, dos de segundo y dos tercero. Otra escuela en Madrid, situada en Embajadores, presenta las mismas características. Alumnos y profesores consideran que el cierre de la escuela sería un "disparate". "Esto no es una fábrica de parados, como muchas facultades. Todos los alumnos encuentran trabajo cuando acaban el tercer curso. Incluso hay más demanda de la que podemos cubrir", afirma Vicente López. Ahora, al ser tan pequeñas las dotaciones, han de rechazarse prácticamente la mitad de las solicitudes de ingreso.
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