El sonido gentil
Todo un músico Wade Matthews, saxo tenor, soprano, alto, flauta y compositor. Hace ocho años que apareció por primera vez en España, como solista del grupo Madera, y desde entonces ha afianzado su carrera en los campos del jazz y la música contemporánea. Ha comparecido como saxo alto en la gran orquesta de Anthony Braxton, está ultimando su obra para el doctorado en composición y música electrónica en la Columbia University de Nueva York y en esta misma semana se ha presentado una de sus piezas para cuatro instrumentos en la Fundación Juan March.Contemporáneo y free, Matthews empezó en el saxo alto en la estela de Eric Dolphy. Al entrar en el tenor, descubrió en sí mismo a un clásico. Busca en el tenor el más bello de los sonidos y parece estar consiguiéndolo. Es difícil etiquetarle, situarle bajo el magisterio de uno u otro cabeza de serie. Al término, Lester Young -que no su escuela- y la tradición del blues resuenan en la formulación de su sonido de inmensa pulcritud y serena expresividad. Es sobradamente autoconsciente y apuesta por "no sacrificar el sonido a la concepción vanguardista".
Wade Matthews Quintet
Bar-café Clamores. Madrid, hasta el 24 de mayo.
Matthews ha contado con una buena rítmica para su reaparición en Madrid. Un amigo de Nueva York, Andy Phillips, pianista de precisa definición rítmica; Ángel Rubio, líder de Madera; la Big Band del Foro y otras formaciones más o me nos estables, en la guitarra; Baldo Martínez, contrabajista del maduro grupo gallego Clunia, y Pedro Moreno, un batería madrileño ausente en los últimos años de la escena del jazz, un cañista sensible, de beat seguro y firme al que no se le van las cuentas.
En esta semana ha presentado temas cuya complejidad certifica el buen hacer de cualquier banda. Desde el exaltante vals de Randy Weston, Hifly, hasta los blues concéntricos de Thelonius Monk, como I mean you. Temas de Matthews, como Las dos en Canarias y Blues para Mercedes, y contribuciones sustantivas del también compositor Ángel Rubio. En una de ellas, Calypso de la viuda, ofrece Maltthews suprema lección de su tenor, conservando su sonido y siendo capaz de hacer calypso sin rendir homenaje a Sonny Rollins. En otra de ellas, Príncipe del dólar (réplica al Príncipe de la oscuridad que Wayne Shorter dedicó a Miles Davis en los. sesenta), aparte del posible despropósito del título, se ofrece un inteligente acercamiento paródico al penúltimo Davis. Al cabo, algo simple: ahí, en el escenario, está sonando un quinteto.
Babelia
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