Barbarie acorazada.
En lo que va de feria se han visto alrededor de 70 puyazos, ninguno de ellos en regla. La suerte de varas se ha convertido en barbarie acorazada, donde picadores sin afición, profesionalidad ni escrúpulos, aprovechando la potencia de su percherón y la desmesurada defensa del peto, machacan los toros propinándoles feroces puyazos traseros.
Babelia
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