El careo de ayer demuestra un pacto de no agresión entre los principales acusados
El careo celebrado ayer entre Fernando Bengoechea, de 49 años, y Ramón Alabart, de 43, dos de los más importantes procesados en el juicio de la colza, para los que el fiscal pide más de 10.000 años de cárcel, demostró la existencia de un pacto de no agresión entre los principales Implicados. Este pacto -al que han llegado los abogados de los hermanos Bengoechea, Ramón Ferrero y Ramón Alabart, fundamentalmente- tiene como objetivo combatir la tesis de que, la causa del síndrome tóxico fue el aceite de colza industrial desviado por los acusados al consumo humano.
Estos letrados entienden que esa estrategia es la única que puede llevar a la absolución a sus clientes, y que las disputas violentas, como la registrada en el primer careo, entre Juan Miguel Bengoechea y Ramón Ferrero, sólo contribuyen a deteriorar su imagen y reforzar la idea de su culpabilidad.Sin embargo, el pacto de no agresión es endeble, por cuanto, en contra de la voluntad de los letrados, algunos implicados, especialmente los hermanos Ferrero, no obedecen en ocasiones a sus abogados.
El pacto, no obstante, sí funcionó ayer., Fernando Bengoechea, importador del aceite de uso industrial y encargado de la fábrica de Rapsa, había realizado en el sumario unas declaraciones en las que acusaba a Alabart, que comerciaba con aceites comestibles, de refinar aceite industrial para derivarlo al consumo de boca. Las manifestaciones de Bengoechea que constan en el sumario, puesto que se negó a declarar en el juicio, se referían a la intervención de Alabart en la reunión que los Bengoechea mantuvieron con Jordi Pich, Enric Salomó y Alabart en una cafetería de Zaragoza, y en la que Alabart explicó el proceso de refino para convertir el aceite industrial en aceite comestible.
Fernando Bengoechea declaró en diciembre de 1981 que se enteré en la reunión de Zaragoza de "que el aceite vendido a Cataluña se había destinado al consu mo humano, aunque Ramón des cartaba que la enfermedad fuese originada por aceite de colza, pues comentó que en este caso media Cataluña esiaría enferma". La declaración de Fernando agrega que Salomó afirmó que había vendido aceite de Rapsa a Alabart, y que éste, "a petición de Salomó, explicó el proceso que aplicó al aceite para quitarle la anilina y poderse comer" y que Alabart había enviado una muestra de ese aceite a Marsella para analizar. [Los Bengoechea estaban preocupados, pues sospechaban que su aceite estaba en el origen de la denominada neumonía atípica.] Todos estos extremos eran negados por Alabart.
Discrepancias
Los dos careados ratificaron sus declaraciones anteriores, pero cuando el tribunal les expuso sus contradicciones, tanto Alabart como Bengoechea insistieron en que no veían las discrepancias. El ponente, Siro García, de 50 años, tuvo que explicarles lo contradictorio de sus afirmaciones, y ante la falta de beligerancia de los careados, con fina ironía dijo: "¿Quieren volver ustedes ya al tema de la contradicción o quieren seguir hablando de cosas por las que no se les pregunta?".
Para eludir el enfrentamiento Bengoechea llegó a achacar las discrepancias a una mala interpretación del juez instructor. El diálogo más significativo se desarrolló así:
Ponente. Lo que consta en el acta del señor Bengoechea es: "y también dijo [Alabart] que tenía un encargado que había probado el aceite [industrial, ya refinado, listo para ser desviado al consumo humano], y que era bueno, y que una muestra del mismo, después de refinar, la había llevado a Marsella para analizar. ¿Quiere decir esto, Fernando Bengoechea, que usted faltó a la verdad en la declaración inicial? Puede usted cambiar su declaración. Tiene derecho a ello con arreglo a la Constitución, pero faltó usted a la verdad en el juzgado y ahora está dicie ndo la verdad, o no está diciendo la verdad ahora y la dijo ante el juzgado?
Bengoechea. No, han pasado seis años, y yo creo que si lo dijeentonces, que lo tenía más fresco, es que era así, no sé. Ahora no me acuerdo ya.
Alabart. No comprendo cómo puedes saber si mi empleado probaba el aceite o no.
B. Nosotros no mandamos ninguna muestra porque no conocíamos ese laboratorio de Marsella.
A. Pero puede ser que tú preguntaras dónde podías enviar la muestra a analizar, porque el poblema lo tenías tú, ¿o no?
B. El problema...
A. Porque estás hablando de suposiciones solamente en el juzgado. Entonces, si supones, supones, supones tanto... si supones, dilo que sí, si no lo sabes cierto, dilo que no es cierto. Yo estoy seguro de lo que digo.
B. Ahora no me acuerdo exactamente de lo que ha pasado hace seis años.
A. Pues si no te acuerdas, no sé, es tu problema. Me parece que la lógica es lo que se tiene que ver. Nada más.
Ramón Navarro Ponz, uno de los llamados procesados menores, pues el aceite que comercializaba aún siendo tóxico no está considerado causante del síndrome tóxico, no compareció ayer a la sesión alegando que se encontraba enfermo. El tribunal dispuso lo necesario para que los forenses se trasladaran a su domicilio de Zaragoza para comprobar la autenticidad de la dolencia.
El juicio está siendo animado recientemente por los careos entre los procesados. El miércoles se celebrará otro entre Enric Salomó y Tomás Baviera.
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