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40º FESTIVAL DE CINE DE CANNES

Durísimo filme soviético contra el estalinismo

Arrepentimiento, del soviético Tangiz Abuladze, fue proyectada ayer. Es aquí unánime la impresión de que pasará a la historia de la Europa contemporánea, pues su virulencia crítica contra el estalinismo histórico y su supervivencia actual tiene proporciones casi inimaginables. Contrastó este filme con Las alas del deseo, de Wim Wenders, bien hecho pero conformista.

Arrepentimiento es una parábola política en forma de pesadilla. Grotesca unas veces e irónica otras, peca de exceso de duración. La primera hora y media podría comprimirse en la mitad de tiempo, y el filme ganaría en eficacia. Al carecer del sentido de la síntesis, Abuladze tarda demasiado en remontar el vuelo imaginativo hacia la trágica y deslumbrante hora final, que contiene cine de arrolladora fuerza, un estallido de libertad y espiritualidad.Que Arrepentimiento sea una película que procede del antiguo almacén de cine domesticado que fue la URSS a partir de 1940, duplica su energía iconoclasta. Inevitablemente, y por encima de los defectos de su comienzo, estamos ante una obra sorprendente, de gran importancia política y moral, que ya está agitando el apacible pantano en que dormita el cine europeo actual.

Un caso ejemplar de esta quietud lo ofreció el cineasta alemán occidental Wim Wenders con su filme sobre Berlín Las alas del deseo. Dos son las evidentes bondades de esta obra: la extraordinaria fotografía de Henri Alekan y el bellísimo guión-poema escrito por Peter Handke. Sobre ambas excelencias, Wenders da una lección de habilidad, complementaria de otra lección de inmovilismo, de ese sesteo complaciente a que hicimos referencia, ya que la película trata literalmente del sexo de los ángeles.

Wenders hace un ejercicio preciosista, por lo que su película puede optar con justicia a un premio técnico: montaje, fotografía y texto literario conforman un competente trío cosmético para una película epidérmica y deudora del Rattman de Sinfonía de la gran ciudad y del Capra de Qué bello es vivir.Aquí se considera un acierto, de programación de Gilles Jacob que Arrepentimiento y Las alas del deseo se hayan proyectado juntas, pues definen dos posiciones opuestas, dos opciones para el futuro del cine europeo: por un lado, el tosco zarandeo humano de un rebelde caucasiano, y por otro, la angelical y superficial caricia de un conformista alemán.

Por otra parte, unos manifestantes impidieron ayer el pase del filme-documento Qué amarga es la verdad, que debía presentar Jacques Vergés, abogado de Klaus Barbie, ex jefe de la Gestapo en Lyón, informa Efe. El filme relata la detención de Jean Moulin, jefe de la resistencia francesa.

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