Probando sonido

Los avisos y protestas del público y músicos siguen actuando como corrector de sonido de este festival. El pianista no tiene al trompeta en monitores y en la sala no se escucha el piano mientras se nos regala mucha batería sobreabundada. Muy poca pulcritud sonora para tanto teatro.Y aun así hay música. El quinteto anglo-colonial de Beckett y Pine ha sido uno de los aciertos de opoción europea de este festival. Tocan mainstream de los ochenta. Beckett es el sabio director; Pine, la joven esperanza británica en la reencarnación de Coltrane; Chris McGregor, el pianista que parece haber pasado del humor de Monk al humor inglés; Thelonius Becker, un bajista menos que discreto, y Cliford Jarvis, un baterista que supo cautivar pese a la imposición de su decibeliaje.

Tania María triunfa mucho Es más que notable en el piano sabe dirigir a sus muchachos y tiene la voz de ser tan guapa como es. Lo que a los cuatro te mas empiezas a sospechar es que es una de las pocas cantantes, brasileñas con más voz que gusto. Tania María puede sorprender y embelesar, pero todo puede moverse en la senda de la reiteración. Hay en la música brasileña mucha sensata invitación al placer, pero todo puede desatinarse en la repetición de fórmulas, en e abandono a la autocomplacencia. Y los no convencidos seguimos soñando con lo que podría hacer, con lo que, a veces, hace.