Mercado Jarrín: "Es peligroso arrinconar a las fuerzas armadas en Latinoamérica"

"En Latinoamérica todavía no se ha encontrado el equilibrio para evitar la dicotomía Ejército-sociedad", declara el peruano Edgardo Mercado Jarrín. A sus 67 años, ha logrado como figura pública prácticamente todo: general (retirado) de división, ministro de Relaciones Exteriores (1968-1971), jefe del Estado Mayor del Ejército-(1961-1972), ministro de la Guerra y presidente del Consejo de Ministros (1973-1975). Actualmente combina la presidencia del Instituto Peruano de Estudios Geopolíticos y Estratégicos con el cargo no oficial de consejero del jefe del Estado, Alan García, a quien reprocha ser demasiado impulsivo.

Pregunta. En febrero hubo una rebelión militar en Ecuador; en abril, en Argentina. ¿Hay peligro de un nuevo involucionismo en Latinoamérica?Respuesta. El momento es de reflexión, pero no creo que los últimos acontecimientos sean indicio de que vaya a producirse la ruptura democrática. En la situación de crisis que vivimos no podemos permitirnos el lujo de que se acentúe la actual dicotomía entre el Ejército y la sociedad civil. No hay que arrinconar a las fuerzas armadas. Deben ser utilizadas a través de un profesionalismo participativo. Hay que revisar las viejas doctrinas de seguridad nacional basadas sólo en la lucha contra el comunismo. Nuestras Constituciones deben subrayar la subordinación militar al poder civil. Hay que educar a los ejércitos para la democracia y resolver el problema de su participación en la sociedad.

P. ¿Qué conclusiones saca usted de la crisis militar argentina?

R. La primera conclusión que uno extrae es que no puede mantenerse por mucho tiempo una situación de tensión entre los poderes civil y militar. Políticamente, estos procesos tan largos [contra los responsables de crímenes políticos] no contribuyen a la conciliación y a la paz interna, que es fundamental para nuestros países.

P. Cambiemos de tema. ¿Todavía se despierta el presidente de Perú, Alan García, con el temor de ser derrocado con un golpe de Estado?

R. No creo que ésa sea la situación. En Perú las fuerzas armadas son respetuosas con la Constitución. Alan García no se despierta cada día con ese temor. Además, tiene un gran carisma popular y goza de respeto y prestigio en el seno de la milicia.

P. ¿Cómo explica entonces el último acto de indisciplina que protagonizó la Fuerza Aérea el mes pasado a raíz del proyecto de ley de Defensa?

R. Es cierto que el incidente ha sido serio, pero creo que no ha mermado para nada el carisma del presidente. No fue muy bien manejado por los partidos. No quiero hablar demasiado del tema ahora, porque es delicado.

P. Usted ha sido uno de los principales impulsores del proyecto consistente en unificar las tres Armas en un ministerio de Defensa. ¿Por qué ha suscitado tanta resistencia?

R. Se ha dicho que no sería operativo, pero no han aportado argumentos. La idea ya había sido planteada en la anterior legislatura constituyente. Reconozco, no obstante, que su presentación ha sido algo precipitada y que hubiera sido bueno informar antes a los cuarteles.

P. ¿Puede Sendero Luminoso poner en peligro el proceso de estabilización democrática en Perú?

R. Sendero Luminoso es un movimiento mesiánico de raíces telúricas y sin ningún apoyo extranjero, con una estrategia de guerra prolongada orientada a establecer bases de ocupación en los Andes. No creo que sea una amenaza para el sistema, pero constituye un factor de perturbación para nuestro desarrollo.

P. ¿Usted cree que al terrorismo se le puede derrotar con medidas militares?

R. No. Hay que eliminarlo con medidas políticas que atenúen la pobreza de los campesinos. Esto no lo puede hacer un Gobierno solo. Es necesario un acuerdo nacional entre todas las fuerzas políticas y sociales para eliminar la pobreza.

P. ¿Tiene éxito la fórmula peruana de limitar el pago de la deuda externa al 10% de las exportaciones?

R. La deuda externa es impagable en las condiciones actuales. El planteamiento peruano tiene cada vez más adeptos. Las exigencias del Fondo Monetario. Internacional (FMI) se han convertido en factores de desestabilización. Los países industrializados y la banca tienen que aceptar nuevas condiciones.