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El Papa pide la eliminación progresiva del arma atómica

Francesc Valls

El Papa hizo ayer, en el centro de peregrinación mariana de Kevelaer, en el tercer día de su segunda visita a la República Federal de Alemania, un fervoroso llamamiento a un acuerdo internacional para la "eliminación progresiva de todos los armamentos de destrucción masiva", en clara referencia al arma atómica. Al mismo tiempo promovió "una vigilancia especial para la defensa eficaz de nuestro planeta", frente a las radiaciones nucleares, "que interesa", dijo, "no sólo a los que viven hoy, sino a las generaciones futuras".

En un segundo discurso, pronunciado en la mina de carbón de Prosper, en la zona de Bottrop, defendió la familia y el empleo frente a los peligros de la tecnología ante varios millares de obreros de la cuenca del Rulir, amenazados por la reconversión y el paro.Decenas de mineros ataviados con trajes de gala y sombreros con un enorme plumero rojo formaron la guardia de honor durante el discurso de Juan Pablo II, que fue una clara exposición de la doctrina social de la Iglesia, con referencia a su encíclica Laborem exercens, y un llamamiento a la solidar¡dad. Tampoco dejó de evocar a algunos creyentes, en este caso trabajadores de la cuenca, víctimas del nazismo.

Como en anteriores encuentros con el mundo del trabajo, Juan Pablo II se refirió a la solidaridad y advirtió que "los beneficios del trabajo deben ser utilizados para crear tantos puestos de trabajo como sea posible". No faltó, ante un público no muy numeroso, una referencia a su pasado como trabajador de una cantera en Polonia. El Papa hizo esta alusión en una zona de claro predominio católico, en la que uno de cada seis trabajadores se encuentra en paro y donde la Iglesia católica tiene una alta implantación. Situado en un escenario que se levantaba bajo una de las torres metálicas de la mina, el Papa exhortó a quienes toman decisiones en el Gobierno y en las empresas a que resuelvan, con medidas económicas y políticas, el problema del desempleo y del futuro incierto para muchos trabajadores.

El tono del discurso fue duro en el terreno social, mientras en el espiritual ensalzó a la familia. "¡Cultivad una vida cristiana!, ¡experimentad la alegría de tener hijos!, ¡amad y respetad la creación!", dijo. En esta línea, hizo una apología del domingo como día del Señor y también como jornada de descanso para el trabajador. Juan Pablo II llamó a defender ese día de fiesta frente a las presiones a que, en su opinión, se encuentra expuesto. Los mineros, por su parte, habían expuesto al Papa el problema económico en que se encuentra la zona por las medidas que sobre política energética se toman en Alemania Occidental.

Tecnologías genéticas

El Papa también mostró su preocupación por los progresos en el campo de la tecnología genética. "Más y más gente", dijo, "tiene dudas sobre el significado de esta moderna investigación. Por ello debemos llegar a un nuevo tipo de cooperación entre ciencia y conciencia".Estas prevenciones sobre el desarrollo las mostró también en el terreno armamentista, y calificó de peligroso el potencial militar existente en la tierra. El día anterior, en Münster, había advertido sobre lo que calificó de formas de pacifismo equivocadas, en una clara alusión al partido de los verdes. "Ningún movimiento pacifista puede tomar este nombre si está a favor de matar a los inocentes", dijo Juan Pablo II el pasado viernes, en una referencia al aborto, que defienden los grupos alternativos, que se manifiestan en casi todas las ciudades que ha visitado el Pontífice. Reivindicó además "las viejas exigencias" de ascetismo y la autolimitación que, dijo, "se convierten en modernas y actuales", pues son la salvaguardia de un mundo amenazado por un caos nuclear.

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No se ha registrado gran afluencia de público en los actos en los que ha tomado parte Juan Pablo II. Y de ello tampoco fueron una excepción los mineros de Bottrop.

En Kevelaer, un santuario mariano, se registró bastante presencia de público, pero tampoco un lleno total.

[Por otra parte, el templo evangélico de Santo Tomás, en el barrio de Reottgen, en Bonn, fue objeto en la madrugada de ayer de un atentado incendiario cometido por desconocidos, que utilizaron velas del altar y partituras del órgano, además de líquido inflamable, según la policía. Es la segunda iglesia quemada durante la visita del Papa, tras el atentado de la víspera contra un templo católico en Colonia, informa Efe.]

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