El Papa intenta en la RFA 'lavar la cara' a una Iglesia que calló ante el nazismo
La figura de los católicos perseguidos durante el nazismo va a ser el eje de la visita que Juan Pablo II inició ayer a Alemania Occidental. El Papa, recibido en el aeropuerto de Bonn-Colonia con un discurso protocolario del presidente de la República, Richard von Weizsaecker, recordó a los cristianos que "no se amedrentaron ante las persecuciones y la prisión" y defendieron "su compromiso con la fe y la moral ante una dictadura atea". La primera intervención del Pontífice da la razón a quienes dicen que ha viajado a la RFA para lavar la cara a una Iglesia frecuentemente silenciosa durante el Tercer Reich.
La Iglesia alemana, que globalmente apenas se opuso al nazismo, contó con honorables excepciones. La más significativa de ellas fue la de Edith Stein, una judía conversa que ingresé en las carmelitas, fue deportada y murió en el campo de la muerte de Auscliwitz. También se integra en esta categoría el jesuita Rupert Mayer -que será beatificado junto a la carmelita-, a quien se le impidió predicar y fue detenido en tres ocasiones por la policía nazi. De esta relación también forma parte el obispo Clemens August von Galen, que levantó su voz contra la actuación del poder nacionalsocialista.Juan Pablo II los recordó ayer a todos y, en, su intervención ante la Conferencia Episcopal -ya por la noche-, dijo que los obispos germanos pudieron durante el nazismo "discernir a tiempo los grandes errores que emanaban del nuevo movimiento y fueron poniendo poco a poco en guardia a los fieles".
Lo cierto es que la Conferencia Episcopal Alemana, como tal, no cuenta con un solo documento que critique abiertamente al nazismo, tal como hiciéran sus compañeros holandeses. Es más, entre las célebres frases que estos días se han encargado de recordar los cristianos críticos figura, la del prelado de Treveris, Franz Rudolf Bornewasser, quien en 1933 instaba a la comprensión del régimen nacionalsocialista con estas palabras: "Nadie debería dejar en la estacada al Gobierno". Una afirmación que mereció una respuesta contundentemente crítica de la propia Edith Stein.
El Papa, en su relación de actitudes encontradas con el régimen nazi, recordó la encíclica Cuanta cura, de Pío XI, e hizo un llamamiento a los obispos para que actúen siempre como "abogados de vida". "Actualmente la amenaza también pesa sobre la dignidad y los derechos fundamentales del hombre", dijo Juan Pablo II, y citó el aborto y las prácilicas "frecuentemente autorizadas de ayuda a la muerte", en una clara referencia a la eutanasia.
Actualmente, en la RFA, donde los católicos suponen el 46,44% de la población, el Estado garantiza por vía tributaria una notable asignación a la Iglesia, lo que la convierte en una de las más ricas del mundo.
La Democracia Cristiana, en el poder, no tiene vinculación con la Iglesia. Prueba de ello es la campaña que se está, desarrollando en los colegios en favor de métodos anticonceptivos y para evitar el contagio del SIDA. Esta visión choca con la de los obispos alemanes, que en un reciente documento se han encargado de recordar que la Iglesia no autoriza a los fieles el uso de preservativos.
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