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La 'perestroika' llega al caribe

Gorbachov desconcierta a los cubanos

Antonio Caño

Entre esperanzada y desconcertada, Cuba ve asomar en el horizonte de su mar Caribe la política de reformas implantada en la Unión Soviética por Mijail Gorbachov. La población devora la revista soviética Novedades de Moscú, que desaparece de los quioscos a las pocas horas de salir a la venta, mientras que el diario oficial Gramma omite, de una reciente entrevista de Fidel Castro con periodistas brasileños, las referencias del jefe de la revolución cubana a los cambios iniciados en la URSS.

"Siempre nos han acusado de ser un satélite soviético y ahora quieren que hagamos lo que hacen los soviéticos", dijo en esa entrevista Fidel Castro, tratando de hacer frente a una situación que le es completamente nueva. Por primera vez desde el inicio de la revolución cubana, la Unión Soviética —oficialmente, la gran patria socialista, el guía supremo— adopta medidas internas de liberalización que superan las de Cuba. Por primera vez el sistema soviético aparenta un mayor dinamismo y una menor burocracia que los de la isla. Por primera vez se sienta en el Kremlin un dirigente más joven que Fidel Castro.

A punto de cumplirse los 30 años de la victoria revolucionaria, Cuba, que durante todo ese tiempo ha sido la imagen de un socialismo del Sur, más ágil y flexible, un socialismo de salsa y ron, aparece comparativamente como un régimen lento y pesado, incapaz por el momento de reaccionar ante la apuesta soviética.

Funcionarios del régimen afirman que estos síntomas no son de inmovilismo, sino de prudencia, y Cuba prefiere esperar y ver antes de tomar decisiones en la línea política de Gorbachov. José Raúl Viera, primer viceministro de Relaciones Exteriores, explica la posición de su Gobierno en los siguientes términos: "Todo proceso de reformas en un país socialista es estudiado por el resto como experiencia común de los partidos comunistas y marxistas en el poder. En el caso de la URSS, que es el país socialista más antiguo, su experiencia tiene una gran importancia; Claro, en cada caso hay que tener en cuenta las particularidades de cada país. Nosotros no podemos ni debemos, ni nadie aspira a que copiemos lo que pasa en otros países socialistas. La experiencia de cada cual hay que estudiarla, y todo aquello que tiene un valor general, aplicarlo".

Otros experimentos

Otros experimentos socialistas que Cuba ha seguido de cerca son los de Corea del Norte y China. Fidel Castro, según se comenta reservadamente en La Habana, quedó gratamente impresionado del viaje que en 1986 hizo a Corea, país modelo de uniformidad, disciplina y ortodoxia. Una alta fuente oficial no cree, sin embargo, que la visita a Corea haya influido tanto en Castro como el desarrollo del proceso chino, donde 105 malos resultados económicos del aperturismo han provocado una confusa situación política.

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Se puede decir que la iniciativa soviética ha cogido a Cuba en un mal momento, en el esta dio justo en que el Gobierno ponía punto final a una experiencia de cierta liberalización económica vivida durante cerca de una década, con resultados negativos a juicio del régimen. El 19 de abril de 1986 Fidel Castro pronunció un discurso en el que, como consecuencia de los debates mantenidos en el tercer Congreso del Partido Comunista, anunció el inicio de una política de rectificación. Para los observadores occidentales esto equivalía a la vuelta a la ortodoxia pura y dura, sin concesiones a las experiencias de mayor autonomía o espacio para la iniciativa privada.

La política de rectificación ha supuesto el fin del mercado libre campesino -donde se ponían a la venta directamente a precios libres productos agrícolas—, la abolición de una tímida iniciativa privada en el campo de la artesanía, la reducción y replanteamiento de las primas y los estímulos materiales a los trabajadores, la insistencia en la preparación política.

Durante todo este año, Fidel Castro ha denunciado repetidamente la aparición en el país de un neocapitalismo y de un desviacionismo ideológico: "Algunos han confundido el trabajo por cuenta propia con el capitalismo o con el derecho a ejercer el comercio capitalista... Desde el momento en que tengamos supuestos empresarios que se preocupan más de las empresas que de los intereses del país, tenemos un capitalista de cuerpo entero". También ha advertido claramente que esto será combatido por todos los medios: "Nosotros no queremos hacer una revolución cultural aquí, no queremos resolver los problemas mediante métodos extremistas y lanzar las masas contra los responsables de tales hechos irritantes. Estoy, sin embargo, convencido de que las masas organizadas y disciplinadas son las que pueden ayudar a ganar esta batalla".

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