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El Ministerio del Interior francés organiza una muestra 'porno' con fines moralizantes

Lluís Bassets

, El Ministerio del Interior francés invitó ayer a los periodistas, políticos, asociaciones de padres y educadores a una extraña inauguración: la de una Exposición de lo horribe, en la que se muestran imágenes eróticas suficientes para cubrir los más extensos catálogos de perversiones sexuales. Hace escasos días, en un libro sobre dibujos eróticos del escultor Auguste Rodin, el escritor Philippe Sollers aseguraba que "París es la capital de la lujuria". Pero el ministro del Interior, Charles Pasqua, con la exposición que presentó ayer, intenta hacer su aportación gubernativa a la campaña por la recuperación del orden moral lanzada por los conservadores franceses.

La Exposición de lo horrible es un intento de justificar las medidas administrativas tomadas a mitad del pasado mes de marzo, cuando la Dirección General de las Libertades prohibió la venta en quioscos, la publicidad y la difusión de carteles con la reproducción de sus portadas como mínimo a cinco revistas mensuales y notificó a una veintena de publicaciones más que iba a proceder a idénticas medidas de no producirse un escrito de descargo que permitiera comprender a los funcionarios de Interior que no se trata de publicaciones que atentan contra la juventud.Las medidas dictadas por el Ministerio del Interior implican la prohibición de la revista o la restricción de su difusión a circuitos privados, mano a mano o en venta por correo. Algunas de las publicaciones clasificadas como pornográficas están concebidas para una venta privada, pero entre las revistas objeto de prohibición o de apercibimiento del Ministerio del Interior se encontraba Photo, una publicación mensual de gran prestigio en el mundo de los profesionales de la fotografía, Gai-Pied, semanario del movimiento homosexual, que ha prestado una importante colaboración en la prevención contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, la revista de comics L'Echo des Savannes (equivalente a la española El Víbora) y numerosas publicaciones de erotismo blando, principalmente del grupo de prensa Filipachi, socio de Jean-Louis Lagardere en el grupo editorial Hachette

Invitaciones controladas

Todas estas publicaciones aparecen en la exposición montada por los subordinados de Charles Pasqua en un discreto apartamento próximo al Arco de Triunfo, donde un importante dispositivo policial controla estrictamente las invitaciones e impide que se realicen fotografías.La exposición se abre con unas reproducciones de la Declaración de los Derechos del Hombre y de la ley de Protección a la Juventud de 1949. Varias fotos de un quiosco de los grandes bulevares quieren significar que los jóvenes parisienses tienen oportunidad, en cuanto se acercan a un puesto de venta de periódicos de contemplar el catálogo más increíble de imágenes de conteni do sexual.

La exposición está organizada en una gradación de intensidad erótica y en un aumento progresivo de las desviaciones sexuales respecto al comportamiento considerado como canónico.

En la primera sala se pueden ver coitos heterosexuales y escenas de homosexualidad femenina, y en la última, en cambio, escenas de pedofilia homosexual y heterosexual, después de un prólogo donde el horror toma la forma de animales que son objeto de fellatio o de coito con hombres o con mujeres.

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Las publicaciones exhibidas tienen procedencias muy distintas. Las más duras son, por lo general, danesas. Hay un buen apartado dedicado a los comics, donde autores como Crepax y Tamburini (el autor de Rankxerox) ocupan un lugar destacado. No faltan escenas de tortura sexual, aunque en dos casos se trata de fotos de autor reproducidas por una revista a propósito de sendas exposiciones realizadas en París, con difusión de catálogos incluida. En otro caso las fotos que se exhiben de cuerpos horriblemente mutilados pertenecen a un reportaje sobre los peligros de mordedura de grandes escualos, publicada como reportaje de información general en una revista.

El propósito de la exposición es ilustrar los peligros que se ofrecen a los jóvenes franceses para argumentar la utilización del aparato gubernativo, en vez del judicial, en el tratamiento de este tipo de prensa.

La apertura de la muestra coincide con la advertencia lanzada ayer por el líder del Frente Nacional (FN), Jean Marie Le Pen, en su anuncio de presentación a las elecciones presidenciales, de que "la patria está en peligro", entre otras razones por "la crisis demográfica, la inmigración, el paro, la inseguridad, el estatismo burocrático y fiscalista y la degradación de costumbres".

El ex ministro de Cultura socialista, Jack Lang, que ya regaló a Charles Pasqua las obras completas de Rabelais a principios de abril, le ha mandado ahora un dibujo de Picasso donde se representa una pareja haciendo el amor y le ha recordado que la gran cultura francesa, desde las catedrales hasta la pintura contemporánea más apreciada, ofrece abundante motivo de preocupación para su espíritu inquisitorial. "Aunque me duela que en el país de Rabelais el Gobierno sea enemigo hasta tal punto de los placeres de la vida", asegura Lang en su carta al ministro, "tengo que agracederle su capacidad de hacernos reír con tanta frecuencia".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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