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Camilo José Cela recupera el manuscrito de 'La familia de Pascual Duarte'

Camilo José Cela tiene en su poder, desde ayer a las 11.20, el manuscrito de La familia de Pascual Duarte. El escritor y el Gobierno cántabro llegaron ayer a un compromiso después de nueve años de desacuerdos. Cuarenta y cinco años han transcurrido desde que Cela cediera y dedicara el manuscrito a su amigo el académico José María Cossío. "Este original", fue lo primero que dijo el escritor al recibir las rancias cuartillas de manos del presidente del Gobierno cántabro, Díaz de Entresotos, "cuando fue escrito no tenía el menor interés. Era, simplemente, la obra de un muchacho que contaba por entonces 25 años".

El transcurso de casi medio siglo ha tornado amarillentos los doscientos y pico papeles apaisados en que redactó su hermosa novela, pero se conservan perfectamente; en la portada puede leerse la breve dedicatoria: "Para José María de Cossío, culpable máximo de que esto haya llegado a publicarse, con un abrazo de Camilo José Cela". El escritor confesó la autoría del impacto de una colilla que aparece sobre el título de la novela. "Esta huella", afirmó, "forma también parte de una historia total. Yo fumaba por entonces".El original se ha guardado durante estas décadas en la casona de Tudanca (a 80 kilómetros de la capital, cerca de los límites con Palencia) que Cossío había heredado de sus mayores y donde pasó largos años de su vida dedicado al estudio y la reflexión entre montañas de libros. La única vez que el preciado manuscrito salió de allí fue hace poco más de tres años, cuando el director del Museo Cossío -en que quedó convertida la casona, legada a la diputación por su ilustre propietario- viajó a Madrid para, en la Biblioteca Nacional, fotocopiarlo y microfilmarlo. Desde entonces, los investigadores trabajaron siempre sobre una reproducción.

Cela había pedido a Cossío en el otoño de 1961 la cesión a su hijo (que a la sazón tenía 15 años) del manuscrito so pretexto de ofrecérselo "a falta de más sustanciosa herencia". Cossío presentía ya por entonces la "llamada de la tierra" pero aún viviría 15 años más; así que pidió a Cela que le permitiera tenerlo en depósito hasta su muerte, aceptando el compromiso, que presuntamente dejó escrito en una papeleta, de reconocer la propiedad del original a Cela Conde, hijo del escritor. Sin embargo, la nota nunca fue hallada. Sólo dos años antes de morir Cossío legó su casona, "con todo cuanto en ella se encontrase", a la diputación. .

Dos años después de su fallecimiento Cela recordó a la diputación el compromiso de su amigo, mostrando las pruebas del epistolario. Pero no hubo acuerdo, y los abogados del escritor iniciaron un pleito de mayor cuantía, considerando que se trataba de una donación "intervivos post mortem". Sin embargo, el Juzgado de Primera Instancia de S antander dio la razón a la diputación, que había poseído las históricas cuartillas desde mayo de 1975 a agosto de 1983.

Sin embargo, Cela recurrió a la Audiencia Territorial de Burgos, obteniendo a principios de este año una sentencia favorable que sorprendió a la diputación cántabra. Ésta acató el veredicto, pero desde el primer momento se dispuso a ejercer las acciones precisas para defender algo del patrimonio regional que se consideraba muy valioso. Estaba, pues, dispuesta a acudir hasta el Supremo.

Sin embargo, el acuerdo definitivo firmado ayer por el presidente Díaz de Entresotos y el escritor, acompañado de los abogados de ambas partes, Mateo J. Rodríguez y Fernando Castedo, pone fin al largo litigio cuando la representación del escritor, al amparo de lo dispuesto en el artículo 1.722 de la ley de Enjuiciamiento Civil, hace escasos días que había solicitado la ejecución provisional de la sentencia.

El documento reconoce la propiedad del manuscrito a su autor; de él se hará una muy corta edición facsimilar de cuyos ejemplares la diputación regional recibirá la mitad por donación de Cela, incorporando a uno de los ejemplares un texto manuscrito introductorio.

Copia a mano

Cela se ha ofrecido y comprometido a llevar a cabo de su puño y letra un nuevo manuscrito, que entregará en su día a la diputación regional. "Lo hice", declaró ayer a EL PAIS, "como una solución alternativa. En papeles de la Academia Española, por detrás", precisó, "me dispongo a copiar, literalmente, el original. Procuraré que las cuartillas tengan las mismas líneas e idénticos párrafos, pero mi letra y la firma son ya, obviamente, distintas después de 45 años. Lo que sí prometo es que, suponiendo que haya una falta de ortografía, la volveré a hacer. Me dijo una vez Picasso que él ponía siempre la fecha en sus dibujos para no pasarse luego la vida corrigiendo constantemente todo. Este original estaba fechado en 1942".Ambas partes consideraron haber llegado a una deseable solución transaccional. "Aquí no ha habido", puntualizó el escritor, "ni vencedores ni vencidos; creo que los pleitos, aunque se ganen, nunca son agradables. Se pierda o se gane, a cara de perro, debe ser algo penoso".

La propuesta del escritor de copiar, letra por letra, el texto de La familia de Pascual Duarte fue considerada por él como "la menos industrial" de cualquier otra que hubiera podido hacerse y ambas partes aceptaron.

El litigio ha terminado, pues, con un pacto entre caballeros. Para la pequeña historia quedan pintorescos recuerdos. A ella pertenece la enfurecida reacción de los regionalistas, recién constituidos por entonces en partido político, quienes, cuando más enconado estaba el pleito, llegaron a sugerir que Cela fuese declarado persona no grata para Cantabria.

A aquel anecdotario hay que agregar la extravagante intención del director del Museo Cossío de enterrar el manuscrito para la posteridad en un lugar oculto de las más altas brañas de Sejos, en las alturas de Cantabria, con tal de que no saliera de esta región.

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