Fernando Fernan-Gómez: "No me gusta nada ser polifacético"

Fernando Fernán-Gómez, actor, director y escritor, de 66 años, acaba de presentar su último libro, El actor y los demás, editado por Laia. Se trata de una recopilación de ensayos y artículos publicados por Fernán-Gómez en varios diarios, entre ellos EL PAIS, en los que presta especial atención al mundo del actor, oficio que él lleva desempeñando desde hace 40 años y en el que actualmente sigue "porque necesito el dinero para vivir. No me gusta nada ser polifacético; si pudiera hacer lo que me gusta, sólo me dedicaría a escribir".

El periodista Luis Carandell recordó durante la presentación del libro en la Sociedad General de Autores de España (SGAE) que ya san Cipriano había dicho que los actores son hijos de Satanás. A su lado, Fernando Fernán-Gómez esbozaba un amago de sonrisa con la que daba a entender que, actualmente, las gentes de su oficio siguen gozando de la misma consideración social y de las mismas dificultades que él retrata en su premiado filme El viaje a ninguna parte.

Sin embargo, la consideración personal que Fernán-Gómez tiene sobre los actores es muy diferente de la que él dice que siguen sufriendo socialmente. "El actor es moral y psicológicamente muy superior a los demás", aseguraba después de la presentación formal del libro, "porque van por delante en cuanto a la transformación de las costumbres". El mismo Fernán-Gómez reconocía después que hay mucho de vanidad en esa opinión. "Es imposible para los actores no ser vanidosos; si no, no nos atreveríamos a salir a un escenario". Fernando Fernán-Gómez es uno de los artistas más activos de la escena española, así como uno de los articulistas más prolíficos. Sin embargo, él se confiesa poco entusiasta de esta dispersión de energías, y asegura que si pudiera ele * se dedicaría exclusivamente a escribir. "Yo he dicho muchas veces que sería muy saludable que cada uno pudiéramos cambiar de oficio cada 10 o 12 años. Sería muy beneficioso para la persona y para el trabajo desempeñado".

Al referirse a su trabajo de actor, Fernán-Gómez se confiesa bastante harto. "Lo que me gusta es recitar versos, y eso tiene poca aceptación", se lamenta. "Llevo 40 años en la escena y lo único que puedo decir es que de joven me estimulaban los aplausos porque entendía que podía seguir en esto. Ahora me sirven para pensar que he conseguido permanecer". De las múltiples actividades que desempeña, la que menos le satisface es actuar en el teatro. "Si escribes, te puedes leer; si actúas en una película, te puedes ver; pero en el teatro no sólo no te puedes ver, sino que trabajas frente a otro que es capaz de interferir tu trabajo y hacerte actuar de una u otra manera".

Músico frustrado

De las cosas que le quedan por hacer dentro del mundo del espectáculo Fernando Fernán-Gómez sólo se lamenta de su pésimo oído musical, "porque sí hubiera disfrutado haciendo algo en el género de la revista", afirma.Los múltiples premios que ha recibido últimamente y la negativa reacción con que un gran sector de la Academia de las Artes Cinematográficas acogió su asusencia en la entrega de los premios Goya son temas que producen el rechazo de Fernán-Gómez, porque "no sé qué es eso de la academia ni lo que es ser académico. Me suena a algo muy selectivo, y eso no me gusta. Si me hubieran preguntado, hubiera sugerido otro nombre, aunque yo no soy nadie para opinar en esto. Parece que se han basado en lo que se hace en Hollywood, un barrio de América, en el que hace muchos años que se dan los premios. Aquí, en Europa, la palabra academia tiene un concepto muy diferente al americano; por eso no sé exactamente cuál es el significado de los académicos del cine español".

Al final, Fernando Fernán-Gómez reconoce que sí le gustan los premios, aunque, desde luego, no le quitan el sueño ni le preocupan, y se limita a sonreír cuando alguien le dice si está dispuesto a recoger las cuatro esculturas de Berrocal con las que fue premiado por otras tantas facetas desempeñadas en su profesión.