Linchamiento moral
Cuatro veces interrumpió el presidente del consejo de guerra al coronel Carlos de Meer mientras éste leía el alegato final en respuesta a la obligada pregunta del tribunal: "¿Desea exponer algo más al consejo?". En las cuatro ocasiones, el acusado, que es licenciado en Derecho, estaba haciendo disquisiciones jurídicas, en algún caso repitiendo lo expuesto ya por su abogado.No fue interrumpido, sin embargo, cuando dijo que se consideraba "víctima de una maquinación", de "insidias y calumnias", de "un linchamiento moral", de "acusaciones inconstitucionales del CESID" y de "una campaña" desatada por el ministro de Defensa. Dijo que fue acusado públicamente de "terrorista y traidor", y, sin embargo, no fue defendido por los servicios de prensa del Ministerio de Defensa. Acusó a los medios de comunicación de participar en la campaña, pero salvó a El Alcázar que, según precisó, le defendió "con vigor".Sin mando y sin despacho
También aprovechó el momento para decir que, cuando viajó a Libia, se encontraba, como cerca de 200 coroneles más en España, sin mando y sin despacho, y que su única obligación era llamar cada dos semanas a Ceuta -donde oficialmente estaba destinado- para preguntar si era necesaria su presencia. Afirmó que su casa en Ávila fue registrada por el CESID sin orden judicial y que le devolvieron los documentos incautados "en una bolsa de basura y rota".
Este detalle originó el únicoincidente destacable durante el consejo de guerra. En sus conclusiones, el fiscal puso en duda que realmente le hubieran devuelto los documentos en una bolsa de basura y, al insistir en este extremo, la hija del coronel De Meer, Pilar, abogada que se encontrabajunto al defensor, gritó visiblemente nerviosa: "pues es verdad".
En otro momento de la vista, también se produjo una cierta tensión, cuando le correspondió declarar, como testigo, al general José Chicharro, quien acudió vestido de paisano. Ante la insistencia del fiscal para que el general dijera cuántas veces se había visto con De Meer en los años 1985, 1986 y 1987, Chicharro respondió airadamente: "yo no llevo un cronómetro para saberlo". Al insistir el fiscal por qué se acordaba precisamente de haber visto a De Meer, vecino del general, en la noche del 26 de enero de 1986, en Madrid, Chicharro respondió: "pues sí señor. ¿Quiére que se lo explique?" "Nada más", dijo el fiscal dando por terminado el interrogatorio a este testigo. Finalizado el consejo, De Meer admitió que no utilizó su nombre real para viajar a L¡bia y que, en el futuro, piensa dedicarse al periodismo o a la abogacía. "De participar en política, no quiero hablar por ahora", señaló.
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