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FLAMENCO

La cumbre echó a andar

En la Sala Goya del Círculo de Bellas Artes comenzó su andadura la IV Cumbre Flamenca, con la apertura de la exposición homenaje a tres cantaores que cumplen centenario este año: Aurelio Sellés, Bernardo de los Lobitos y Pepe de la Matrona. Los tres fueron longevos, ocupando con sus vidas y su arte una considerable parcela de la historia del flamenco en este siglo.La exposición, dividida en tres sectores -uno para cada cantaor-, consiste en paneles fotográficos comprensivos por orden cronológico de la peripecia humana de los mismos y personajes y acontecimientos relacionados con ellos. Diversos textos completan información relativa a las fotografías, con datos, declaraciones, juicios de valor e incluso versos. La mayoría de los aficionados al flamenco será poco lo que puedan, aprender en la exposición, pues casi todo lo que en ella se ofrece es conocido, pero la misma puede tener un interesante efecto divulgador para los profanos, o casi, en la materia. Simultáneamente se ha publicado un libro-catálogo con textos de estudiosos relativos a los tres cantaores.

El acto inaugural se completó con la proyección de una película que es ya un clásico de la filmografía sobre el tema: Duende y misterio del flamenco, de Edgard Neville. Pese a las deficiencias de la copia, sin la brillantez del gran formato ni el color, es apasionante ver a casi 40 años de su producción esta película, aunque sólo sea porque se trata de un testimonio de inapreciable valor para comprender el cambio y evolución de la estética flamenca en ese período de tiempo.

Un aliciente no menor es la oportunidad de ver y oír a grandes figuras del arte jondo en su juventud, algunas de ellas desgraciadamente desaparecidas. Pilar López, por ejemplo, en su momento de esplendor; un jovencísimo Antonio; Fernanda y Bernarda de Utrera, casi adolescentes; el cante de Aurelio Sellés, de Antonio Mairena, de Jacinto Almaden, y un largo etcétera. Es cierto que Neville no supo -quizá no quiso- evitar el tópico en su película, pero en este caso el tópico se da con tal obviedad que casi hasta se agradece.

Por lo demás, quien tenga intención de asistir a alguno de los espectáculos programados en la Cumbre debe darse prisa en asegurar sus localidades, pues parece que hay ya una demanda enorme. Los precios populares que son norma en estos ciclos de organización oficial propician una expectación realmente inusitada hacia una manifestación generalmente no muy asistida de público como es el flamenco. Este año los precios son 500 pesetas para los conciertos del Círculo de Bellas Artes, 600 para el de la Catedral y de 400 a 900 para los del teatro Alcalá Palace. Y seguro que en todos ellos se va a colgar el no hay billetes.

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