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La fuerza pública tomó la estación, pero el Talgo fue detenido antes

Cien guardias civiles antidisturbios con tres tanquetas y un jeep tomaron militarmente ayer, a partir de las 15.45, la estación de Renfe en Reinosa para intentar evitar nuevas movilizaciones de los trabajadores de Cenemesa, que, iniciadas la víspera, costaron el cese del teniente coronel Tomás Sariz, al mando de la Comandancia de la Guardia Civil de Santander. Pese a este despliegue, el Talgo Santander-Madrid fue bloqueado a dos kilómetros de Reinosa por unos bidones colocados en la vía ferrea.La fuerza pública ocupó los andenes y alrededores de la estación después de descender, por la llamada calle de los Héroes de la Guardia Civil, desde el cuartel hasta las instalaciones férreas. En sus alrededores quedaron otras secciones, varios autobuses, vehículos todoterreno y hasta un helicóptero.

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Los agentes realizaron informes autocríticos de sus intervenciones en Santander

Dos horas antes, unos 200 trabajadores de Cenemesa industria contructora de motores eléctricos para la Renfe, también sujeta a reconversión habían celebrado asamblea en las instalaciones fabriles. Se trataba de darles a conocer una propuesta del comité de empresa -siete miembros de CC OO, cuatro de UGT y dos de FNT- según la cual "la ciudad estaba tomada por la fuerza, y el aspecto recuerda la guerra del Vietnam o las grandes demostraciones de poder del Chile de Pinochet. El comité consideraba que ante semejante panorama había que evitar un enfrentamiento con la Guardia Civil "porque hoy, que ha venido a lavar su honor, nos puede masacrar".

Los trabajadores, a mano alzada, se inclinaron mayoritariamente por esta actitud antes que intentar detener el Talgo en otro lugar.

Bidones en la vía

Con extrema puntualidad, a las 16.25, los altavoces de la estación informaron de la inminente llegada del Talgo (16 unidades, unos 100 viajeros). Sin embargo, el transcurso de los minutos siguientes, excesivos para cubrir los kilómetros que separan Lantueno de la estación de Reinosa, hizo comprender a todo el mundo que algo había podido ocurrirle al tren que no llegaba.De tren a tren, el conductor del Talgo comunicó al de Mataporquera-Santander, detenido en el andén, que dos kilómetros antes de Remesa había atropellado varios bidones colocados en la vía, uno de los cuales quedó bajo la locomotora y dobló el parachoques.

Al fin, a las 17.20, con unos 50 minutos de retraso, tras haber sido retirada una barricada de traviesas situada a la salida del túnel 2, que da vista a la estación, el Talgo pudo entrar en agujas con la máximas precauciones. Dos minutos después reerriprendía viaje a Madrid con la calefacción averiada por el choque.

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