La gestación de una Iglesia
En su viaje a Santo Domingo, el papa Juan Pablo II se refirió con indignación al concepto de la leyenda negra; desmintió que la Iglesia hubiese perpetrado una barbarie con los indígenas durante la conquista de América. Sin embargo, en Perú citó en numerosas, ocasiones al padre Bartolomé de las Casas, quien llegó a decir que los españoles bien se merecían los castigos de Dios por lo que habían hecho.Probablemente, nada sea, tan característico de la historia de la colonización de signo hispánico como esa combinación de virtud y vicio de negocio material-espiritual, de cuya tremenda maraña cada quien arranca los hilos que prefiere mostrar, ya negros, ya dorados. Mercaderes, políticos y frailes libraron una batalla, al mismo tiempo de crueldad terrible y caridad infinita, que entre abusos y crímenes permitió que emergiera la obra de un puñado de misioneros que en nombre del Evangelio se opusieron a aquellas atrocidades.
Para los mestizos, la situación de orfandad fue y es más total y dramática. La cuestión del origen es para el mestizo central la cuestión de vida, o muerte. La madre violada, desgarrada por la conquista, se convirtió en México en la virgen morena, Guadalupe / Tonantzin, estandarte de los indios y mestizos que combatieron en 1810 contra los españoles, y volvió a ser la bandera de los ejércitos campesinos de Zapata un siglo después.
En Perú, el señor de Qoyllur Riti, el Cristo de los Andes, que se venera en el imponente Ausangate, es de color oscuro, como muchos de los Cristos de la América mestiza. Símbolo claramente identificado con la justicia social, el Cristo crucificado andino ha heredado características y atributos de las antiquísimas deidades precolombinas,.
El proceso de aculturación religiosa indoamericana, como todo proceso de contacto cultural, no fue una simple sustitución del sistema religioso autóctono por el sistema religioso ibérico católico, ni siquiera por haberse hecho desde la situación de dominio, político que llevaba consigo la conquista o por el carácter exclusivista del catolicismo español. Fue un proceso en parte aditivo, en parte sustitutivo y en parte de síntesis entre las creencias, los ritos, las formas de organización y las normas éticas de dos sistemas religiosos que se pusieron en contacto. Los signos de la identidad
Para Luis Enrique Valcárcel, eminente historiador peruano, hay una indianización de todo el culto católico y una ".transculturación religiosa de un sentido profundo, como parece desprenderse del culto indígena a Jesucristo, la Virgen y los santos, los cuales aparecen plenamente indianizados, no sólo porque así lo concibe el creyente humilde, sino porque de ese modo los pintó o los plasmó el artista aborigen".La religión era la principal seña de identidad de los españoles durante los siglos XVI y XVII. La educación, la salud pública y los registros civiles estuvieron en manos de la Iglesia desde los primeros momentos de la colonización. Por otra parte, el Tribunal de la Inquisición aseguraba la ortodoxia religiosa, y la herejía era condenada como delito contra el orden público. En una palabra, la Iglesia fue una fuerza modeladora del comportamiento individual y social y llegó al núcleo ético-simbólico de la cultura de los virreinatos americanos.El cristianismo llevado a América por los misioneros españoles va a potenciar muchos de los ritos condenados por los protestantes, especialmente el culto de los santos y los sacramentales. Pero no sólo el clero cumplió este papel transmisor: los emigrantes españoles que vivían la piedad popular medieval y que por su contacto real con los indígenas van a influir en la transmisión de los ritos, cristianos, creadores a su vez por el sincretismo religioso del crisol mediterráneo. .
Las festividades de la Iglesia, que tenían una estrecha relación con los fenómenos atmosféricos y las faenas agrícolas, se yuxtapusieron a los ritos precolombinos. de la fertilidad, la muerte y los períodos de purificación mediante el fuego y el agua, experimentando una transmutación simbólica pero conservando sus fechas de celebración en el ciclo de las estaciones.El sacerdote o el fiel no sólo realzan con gestos crípticos el significado de los ritos que practican, sino que también las cargan de contenido estético. Tal visión de la fe explica el dinamismo de las nacientes iglesias americanas y, por otra parte, que el. bautismo se administrara un poco mágicamente, subrayando mucho más la realización del rito, que la formación de la comunidad cristiana que éste ayuda a crear.
Las fiestas con sus procesiones, el incienso, sus fuegos artificiales, sus multitudes, su colorido, preservaron la continuidad de los momentos mágico-mitológicos que el tiempo circular de los indios mantenía para establecer los ritmos del trabajo diario y la regularidad de las festividades.
Cortés y Pizarro encuentran a las grandes civilizaciones mesoamericana y andina en un momento de incesante especulación teológica que intentaba unificar creencias dispersas propias y ajenas de los cientos de reinos y etnias que los imperios teocráticos azteca e inca habían logrado dominar en un período no muy distante al de su encuentro con la civilización occidental.
Los cronistas españoles de la conquista confirman la existencia entre los indios de oráculos sobre la llegada de gentes nunca vistas relacionadas a las leyendas de Nay Lamp en Perú y Quetzalcóatl en México. Estos personajes misteriosos tienen en común el pertenecer a una historia mítica sobre los orígenes de la civilización agraria y la profecía de su retorno en la culminación de los tiempos. La larga cadena de signos que anunciaban la caída de sus imperios fascinó a tal punto a Moctezuma y Atahualpa que dejaron penetrar a los aventureros hasta lo más hondo de sus territorios.
Las religiones azteca e inca, como las de todos los pueblos conquistadores, eran religiones solares. Pero coexistió con la teocracia estatal la creencia en su supremo hacedor, que "hace con el universo lo que el alma con el cuerpo", según las palabras del inca Garcilaso de la Vega.
En Cuzco y Tenochtitlán, los españoles no fueron vistos tanto como un peligro exterior como el final de un orden interno y una era cósmica y el principio de otra. La cruz de la conquista
La experiencia tuvo para los españoles, sin duda, su dimensión más asombrosa en su marcha atrás a través del tiempo para encontrarse con metrópolis de la edad antigua, supervivientes de un espléndido aislamiento de milenios. Si bien cada situación histórica es distinta, se repitió en América la obra de la Iglesia medieval en Europa, con la inserción de pueblos enteros en el cristianismo.
La conquista de Perú y México seda inexplicable sin estos antecedentes. Los pueblos sometidos por incas y aztecas se pliegan .a los conquistadores y ven con indiferencia cuando no combaten a su lado por la caída de los viejos imperios. Yungas y huancas, en el Tahuantinsuyo, y tlaxaltecas en Anahuac, se unieron a los españoles, decidiendo definitivamente el signo de los combates, confirmando el origen marcadamente político de una conquista cuyos aspectos puramente militares serían imposibles de explicar.
A la conquista sucedió el exterminio de las castas sacerdotales y la brutal explotación de los indios, pero las nuevas sociedades, que pronto adquirieron personalidad propia, no se limitaron a introducir un nuevo régimen de propiedad, sino sobre todo a catalizar la fusión de dos universos culturales. El arte tuvo su expresión colectiva por excelencia en la construcción y el decorado de los templos, en* los que tuvieron fundamental participación pintores y artesanos mestizos e indios creadores del.estilo inconfundible indo-ibérico.
Octavio Paz se refiere a la sociedad colonial como una realidad a la que se debe aspirar conocer como una totalidad viva y, por tanto, contradictoria. "La historia tiene una realidad atroz de pesadilla, pero la gran poesía colonial, el arte barroco, las leyes de Indias, los cronistas, historiadores y sabios, conviven bajo un orden tan riguroso como amplio.
Importante en la fundación .del mestizaje es el hecho de que la Iglesia lo ftie de un conjunto de europeos, indios, negros y de todos los grupos que surgieron de su mezcla. Durante la decadencia política del Estado absolutista español del siglo XVIII y de sus administraciones virreinales, el bajo clero se convirtió en portavoz de los agravios de las clases criollas emergentes, procesoque cristalizaría decisivamente la gesta independentista. En el campo de la colonización fueron misiones de órdenes religiosas sin protección del Estado las que asimilaron las zonas fronterizas a las capitales coloniales, como el caso de los jesuitas en Paraguay y franciscanos en la Amazonia de Perú y la California de México.
No pocas veces las órdenes religiosas en América se hicieron sospechosas al despotismo ilustrado, y los misioneros se ganaron la acérrima enemistad de los encomenderos. Las órdenes mendi antes y los jesuitas entraron en conflicto con los virreyes, que sostenían inflexiblemente el patronato regio sobre la autonomía eclesiástica.
La expulsión de los jesuitas en 1767 del Estado comunitario-misionero que crearon en Paraguay ilustra la agudeza del conflicto, que ha quedado grabado en la laureada película La misión, cuyo director, Roland Joflé, considera como una reflexión sobre problemas que le sugirieron consideraciones sobre la teología de la liberación.
. Las guerras caudillistas que se sucedieron durante el siglo XIX en toda Latinoamérica confirmaron el poder rector de una de sus dos únicas instituciones perdurables: las Fuerzas Armadas y la Iglesia católica. La crónica carencia de legitimidad de los Gobiernos provocó que ambas instituciones se constituyeran muchas veces en el fiel de la balanza de los conflictos entre instituciones civiles y la estructura coactiva del Estado. Por ello los cuestionamientos del poder a partir de esquemas religiosos llegan a nuestros días no sólo como especulaciones de ideólogos y teólogos, sino, sobre todo, como imágenes colectivas.
La defensa de los derechos humanos en América Latina ha hecho que cristianos y no Creyentes establezcan una cooperación práctica en el nivel de las exigencias de justicia social, actitud que en Chile significa la creación de la Vicaría de la Solidaridad, donde trabajan chilenos provenientes de todo el espectro político.
En contraste, las iglesias protestantes fundamentalistas de origen norteamericano realizan su intensa actividad proselitista empleando cuantiosos recursos económicos y un mensaje más simple: no meterse en política, no uestionar a las autoridades y, pasar la mayor parte del tiempo rezando.
Juan Pablo II dijo en Zaragoza, refiriéndose concretamente al Descubrimiento: "Sería imposible y deformante presentar una historia verídica de la gesta española haciendo abstracción de la Iglesia y de su labor. Fue un esfuerzo que llega hasta hoy y una de las páginas de la historia de la evangelización más espléndidas".Ese esfuerzo pasa hoy para las Iglesias latinoamericanas por el reto de acercar el cristianismo a los urgentes problemas sociales antes de que éstos se hagan demasiado graves para que se pueda esperar una solución pacífica.
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