La Iglesia norteamericana plantea problemas a Juan Pablo II ante el viaje papal a EE UU
El viaje que Juan Pablo II realizará a la parte sur de Estados Unidos del 8 al 18 de septiembre próximo está ya creando graves problemas en las nueve diócesis que visitará: Miami, Columbia, Nueva Orleans, San Antonio, Phoenix, Los Ángeles, Monterrey, San Francisco y Detroit. El problema de fondo es que, tras haber pedido el Papa a los obispos de aquel país un esquema sobre los temas que en su opinión deberían ser abordados en sus discursos, tal y como hace con otros viajes, Juan Pablo II los rechazó porque entre las peticiones se encontraban determinados problemas relacionados con la sexualidad y el sacerdocio de la mujer.
Ayer el Vaticano se limitó a emitir un comunicado en el que se confirma que una delegación de 24 miembros llegados desde Estados Unidos ha empezado ya a discutir acerca del viaje con el Papa, y que las conversaciones, a un ritmo de dos al día, continuarán hasta mañana, viernes. Participan entre otros los nueve obispos de las diócesis que visitará Juan Pablo II y los cuatro cardenales norteamericanos: Krol, Bernardin, Law y O'Connor.Los obispos, sorprendidos por el rechazo del Papa, lo comunicaron al nuncio apostólico Pío Laghi, el cual viajó urgentemente a Roma para explicar a Juan Pablo II la voluntad de los obispos de que se abordase sobre todo el tema del sacerdocio femenino. Y le aconsejó al Papa que invitase a Roma para discutir con él a un grupo de obispos norteamericanos. Pero, al parecer, el Papa no veía oportuno que los obispos viniesen a Roma, sobre todo tan pronto Laghi volvió a EE UU y comunicó a los obispos la decisión del Papa, añadiendo que éste no tenía ninguna intención de ceder sobre el tema del sacerdocio femenino.
Convocado Ratzinger
"En este caso", respondieron los obispos al nuncio, "sería mejor que el Papa renunciase por ahora a su viaje, ya que es imposible que venga y no trate ciertos temas que los católicos de aquí reclaman con fuerza". Volvió Laghi a Roma y al final el Papa se convenció de que era mejor recibirles cuanto antes y tratar con ellos. Pero Juan Pablo II quiso que fuesen convocados también los cuatro cardenales norteamericanos, y, junto a ellos, el Papa ha invitado a varios prefectos de la curia romana: el teólogo Joseph Ratzinger, del ex Santo Oficio, y los prefectos de las congregaciones de obispos, del clero, de sacramentos y de religiosos y por último el secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli.Todo ello demuestra la gravedad del asunto, ya que junto con el peliagudo problema del sacerdocio de la mujer existe también en Estados Unidos el de la biogenética, zanjado recientemente por el documente de Ratzinger, el de la homosexualidad y las avanzadas posiciones de los obispos sobre los temas de desarme y justicia.
Además, los obispos, sabiendo que el Papa va a promulgar una encíclica sobre la Virgen -que probablemente será firmada el próximo miércoles día 25-, han querido saber si piensa abordar en ella el tema del sacerdocio de la mujer. Y de hecho, según fuentes vaticanas, hasta hace unos días en el texto original polaco de la encíclica, que lleva como título Redemptoris matris, se afirma que la Virgen María "no fue sacerdote", de cuya afirmación se deduce que tampoco las demás mujeres lo pueden ser.
Por último, parece ser que los obispos y el Papa aprovecharán la ocasión para abordar el delicado asunto del arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, sobre el que pesa un mandato judicial de detención. El Vaticano sigue dividido sobre el tema. Hay quien prefiere que se paguen incluso los 450 millones de dólares que exigen los acreedores del ex Banco Ambrosiano para que Marcinkus pueda quedarse tranquilo, y quien prefiere, al revés, que el Papa lo destituya de su puesto.
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