_
_
_
_

Salvatore Adamo intenta triunfar de nuevo en España con sus melodiosas canciones

Gabriela Cañas

Salvatore Adamo tiene 43 años y nunca ha dejado de cantar, aunque los españoles tuviéramos la sensación contraria. Llevaba 10 años sin interpretar canciones en castellano, pero el éxito de la recopilación de sus melodías le ha hecho reaccionar. "Comprendí que los españoles no me habían olvidado", dice. El cantante de la voz quebrada y melodiosa, con cuyas canciones se emocionaron tantas parejas en los años sesenta, ha grabado ahora un nuevo disco, Buscador de oro, en un intento de ganarse otra vez al público hispano.

Salvatore Adamo recuerda perfectamente cuál fue su último éxito en España. "Fue Es mi vida, en 1976. Después cambié algo mi estilo y mis nuevas canciones no gustaban a los españoles". Así, "discretamente", como él mismo dice, desapareció del mapa hispano donde, ante su sorpresa, nunca se olvidaron sus melodías, como Mis manos en tu cintura o En bandolera. Lo comprobó cuando hace un par de años su casa discográfica editó sus viejos éxitos y vendió 250.000 ejemplares. Eso le congratula: "Creo que lo más importante es quedar en la memoria de la gente. Si después de 100 años se recordara una sola de mis canciones estaría feliz. Muerto, pero feliz", añade con sorna, aunque parece un hombre tímido y serio.Buscador de oro no es un trabajo aislado, sino el principio de un intento por recuperar al público español. El nuevo disco ha salido tras firmar un contrato por cinco años con Hispavox para todas sus canciones en castellano. Para este primer disco, el cantante belga siciliano (nació en Sicilia, pero vive en Bélgica desde niño) ha seleccionado las canciones que ha creído gustarán más al público español. Adamo asegura no haber interpretado nunca una canción que no fuera propia y ha compuesto cerca de 400 temas. Nunca logró triunfar en Estados Unidos, aunque sí en toda Europa, donde dice que el mayor inconveniente es la diversidad de idiomas. Él habla seis, por cierto.

Adamo porta ahora un discretísimo peluquín y luce canas en las patillas. Tiene dos hijos y veranea todos los años en su casa del sur de Francia. Le gusta la pintura impresionista pero su afición preferida es su trabajo, hacer canciones. "El momento de la creación es el de mayor emoción", dice con esa voz como quejumbrosa que tiene, tan adecuada para sus canciones".

"Soy un liberal", dice, "y no entiendo por qué aquí hay quien me considera conservador. El único concierto al que he renunciado en mi vida la sido el que me pidió un partido de extrema derecha francés hace dos años. Esa gente me parece peligrosa. España me gusta más ahora, porque se respira mayor libertad".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_