'Inoxidable', 'indescifrable', 'zorra', 'pichón'

El adjetivo más utilizado para definir a Giulio Andreotti es inoxidable, pero también el indescifrable. Le llaman la esfinge. Está considerado como el alma de la Democracia Cristiana (DC) clásica: la del poder. Se asegura que es el último ejemplar de valor y de prestigio del elefante democristiano, el partido que desde hace 40 años, contra viento y marea, sigue en pie con la cuota de poder más grande en sus manos.Andreotti, de 68 años de edad, es y ha sido el hombre para todas las estaciones. Bueno para cualquier juego y para cualquier Gobierno. Ha presidido desde los de signo más derechista hasta el más de izquierdas que ha habido en Italia: el de unidad nacional con los comunistas, que lo apoyaron desde fuera del Gobierno.

Se le llama cada vez que se perfila ante el horizonte un problema considerado irresoluble. Se le conoce como un mediador nato. Nadie sabe si está más cerca de los comunistas que de los mismos democristianos, ya que, curiosamente, Andreotti, imprescindible en la DC, nunca ha tenido un gran poder dentro del partido. Lo ha tenido sobre todo y siempre en los aparatos del Estado.

Ha sido acusado de haber participado en casi todos los escándalos de esta República. Fue por ello interrogado por el Parlamento, pero siempre ha resultado absuelto.

Se le llamaba caballo de raza, junto con Aldo Moro y Amintore Fanfani. Después fue considerado como una zorra, por su enorme astucia política. Y en estos días el secretario de su partido, Círiaco de Mita, lo ha definido como un pichón que trae mensajes lejanos, cosa que no ha hecho demasiada gracia a Andreotti, ya que, como ha subrayado con ironía, los pichones pueden ser fácil objeto de caza. De hecho, han empezado a dispararle ya los socialistas, que habían rechazado su candidatura para la formación del Gobierno. Pero los tiros no le llegaron y el pichón ha conseguido volar hasta el Quirinal, donde, contra el parecer de los socialistas, Cossiga le ha pedido que forme Gobierno.