Dibujos clandestinos: de Burgos a París
Desde el verano de 1962 a septiembre de 1965, Agustín Ibarrola permaneció en la cárcel de Burgos tras ser condenado a nueve años de prisión por un tribunal militar de Madrid. Era entonces miembro activo del Partido Comunista de Euskadi. En el penal de Burgos, Ibarrola pudo pintar con la ayuda de compañeros del PCE."Cuando quería trabajar", recuerda el artista, "decía por medio de un mensaje: 'Estoy dispuesto a pintar si hay posibilidades'. Me mandaban en seguida un recado: 'A tal hora, en tal sitio...'. Yo me encontraba a esa hora en aquel lugar, y allí me traían el material y todo lo necesario como por arte de magia. Cuando terminaba o había peligro de que llegaran los carceleros, rápidamente desaparecía todo de allí".
Así realizó un centenar de trabajos clandestinos, la mayor parte dibujos sobre sedas y papeles muy finos. En ellos se recogen escenas carcelarias (reclusos en diversas posturas, puertas con candados, barrotes y guardianes) y estampas de la represión franquista cargadas de realismo. Nadie sabe cómo salieron de la cárcel las pinturas ilegales de Ibarrola, que quedaron en poder del PCE. Appel for Amnisty, con la colaboración del PCE, que cedió la obra, expuso en 1963, en la St. Georges Gallery, de Londres, 40 de esos dibujos. La exposición recibió buenas críticas. The Guardian dijo entonces: "El verdadero espíritu de Goya permanece en los dibujos de Ibarrola". Se refería a uno de los dibujos, El muro, que venía a rememorar los fusilamientos del 2 de Mayo. Los fusilados eran luchadores antifranquistas.
La muestra se colgó luego en la Galería Epone, de París. La introducción al catálogo fue de Jean Cazout, y la presentación, de Rafael Alberti. La mujer de Ibarrola recuerda la presencia de Carrillo en la exposición. Ese año se concedió a Ibarrola el Premio francés de la Crítica. La exposición viajó luego a Bélgica, Alemania e Italia.
Babelia
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