Rafael Becerril: "Ya puedo demostrar que no soy un farsante ni un visionario"
Rafael Becerril ha tenido metido el miedo en el cuerpo durante mucho tiempo. Ahora siente un profundo alivio tras las detenciones efectuadas en relación con el secuestro sufrido por él hace año y medio. En mayo de 1984 cambió la vida de Rafael Becerril. En esa fecha abandonó el Grupo Popular del Ayuntamiento de Palencia y comenzó su calvario. Insultos, amenazas, llamadas telefónicas a altas horas de la madrugada, sobresaltos, presiones en la calle. Y el colofón de la historia: el secuestro sufrido el 5 de noviembre de 1985. "No me matéis; por favor, no me matéis", les decía a sus secuestradores. Desde entonces ha mantenido una lucha titánica: demostrar que su secuestro no era una farsa ni un montaje.
Rafael Becerril dice: "Los inductores de mi secuestro no han reparado en la monstruosidad que han hecho conmigo". El concejal ex aliancista del Ayuntamiento de Palencia Rafael Becerril se enteró de la noticia de las detenciones en Santiago de Compostela, donde ha participado desde hace 15 días en un curso de investigación. "Ha sido una gran liberación para mí. A lo largo de más de un año he estado obcecado, obsesionado ante la gran injusticia de que he sido víctima" afirmó el jueves por la noche Rafael Becerril en conversación telefónica con este periódico "La gente se creía que era un montaje. Yo he tenido que ir explicando por la calle cómo había ocurrido todo. Ha sido terrible", señaló el concejal, que afirmó: "por fin me siento libre, ya puedo demostrar que no soy un farsante ni un visionario".El concejal tiene 42 años, está casado y tiene dos hijos de 12 y siete años de edad. Rafael Becerril, químico y farmacéutico, es una persona apasionada por la investigación. "Está todo el día metido entre libros y tubos de ensayo", afirma un amigo suyo. El concejal explica: "soy una persona intranquila en cuanto que quiero conocer cada día cosas nuevas; tengo una gran afición por encontrar una explicación a todo". Y muestra otra enorme pasión: "La de hablar, hablar de todo de lo divino y de lo humano, las tertulias literarias".
Rafael Becerril se presentó a las elecciones municipales de 1983 en el número seis de la lista de Coalición Popular de la capital palentina. Ahora está decidido a dejar la vida política y no se presentará a las municipales de junio próximo.
Tras su abandono de Alianza Popular, partido en el que se integró en 1979, y las complicaciones que le acarreó, Rafael Becerril reflexiona sobre su militancia: "No considero una equivocación haberme metido en AP. Quizá mi sitio no estaba ahí", dice el concejal, que se define ahora como progresista y socialdemócrata.
Una pistola en la sien
El día del secuestro, el 5 de noviembre de 1985, después de haber pasado tanto tiempo de presiones, entre las que destacó la colocación de un cóctel molotov en la farmacia de su propiedad, Rafael Becerril lo recuerda con horror. "A mí me hace mucha gracia cuando la gente dice que no fue nada, que no me quisieron hacer nada. Pero eso hay que vivirlo; sólo la gente que lo ha experimentado lo puede saber. Cuando me vi con una pistola en la sien, lo primero que sentí fue una sensación de impotencia, y luego sólo pensé: te van a matar, me van a matar", dice Becerril, que, desesperado, preguntaba a sus secuestradores: "¿Por qué, por qué? No me matéis, no me matéis". "En un momento se me pasó por la mente toda mi vida", afirmó el concejal.
Su vida cambió después, y han sido "muchas, muchísimas" las noches que ha pasado sin dormir. No le encontraba una explicación. Y ha pasado miedo. Miedo físico y psíquico. Y ha tenido momentos de profundas depresiones. "Me he visto obligado a experimentar algo que no había experimentado hasta entonces, como es el de tener que comérmelo todo yo solo", dice Rafael Becerril, que afirma que sin la ayuda de sus amigos no habría salido a flote. A pesar de todo, Becerril nunca pensó en abandonar Palencia, ciudad en la que nació y donde se encuentra su familia, su madre y hermanos. "No quiero irme de Palencia; me gusta ir al Monte Viejo a dar paseos y charlar con un amigo. Doy largos paseos y me relaja muchísimo".
Sobre los inductores de su secuestro, Rafael Becerril dice: "no han reparado en la monstruosidad que han hecho conmigo. Son personas indignas, a las que ni la palabra señor ni humano les sirve. No hay derecho a lo que han hecho conmigo". Sólo la investigación y el esclarecimiento de todo el suceso podrá aliviarle de alguna manera las angustias vividas. A pesar de todo, Rafael Becerril, cuando hoy muy temprano llegue a Palencia, experimentará una enorme sensación de alivio. "Por fin podré recobrar el honor, la dignidad; podré ir con la cabeza bien alta, que ya iba antes también. Podré alegrarme con aquellos que siempre creyeron en mí, y a los que dudaban de mí les diré que ya está todo aclarado".
El concejal Becerril tiene cara de buena persona, de sabio despistado. Nunca se le podía haber pasado por la imaginación que iba a ser el protagonista de una historia tan terrible y rocambolesca. Sin embargo, tiene esperanzas de poder olvidarlo todo. "No soy rencoroso. Olvido siempre".
Alonso insiste en su inocencia
El primer teniente de alcalde del ayuntamiento de Palencia, Enrique Alonso, de 26 años, hizo ayer pública una nota, en la que manifiesta no conocer los hechos que se le imputan y proclarna su inocencia, seguro "de que la verdad va a prevalecer". Enrique Alonso, -informa Francisco Alcántara- que se encuentra en libertad bajo fianza, ha sido acusado por su amigo Gonzalo Castro de haberle pagado 400.000 pesetas para dárselas a uno de los secuestradores de Becerril.
Alonso, no ha querido hacer declaraciones desde su salida de prisión el pasado martes, y afirma en la nota: "suplico a quienes, por causa que desconozco, me han involucrado en estos hechos, a que cuanto antes pongan en conocimiento de la autoridad judicial la realidad de lo ocurrido".
Por último, el primer teniente de alcalde pide a la administración de justicia "una solución definitiva y justa" para poner fin a una situación que califica de "absurda pesadilla".
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