Incautados 10 kilos de cocaína en la terminal de carga del aeropuerto de Barajas
Eduardo Fortuna Gómez, de 30 años, nacido en Cúcuta (Colombia), fue detenido el pasado martes en un hotel madrileño como supuesto introductor y destinatario de un alijo de 10 kilos de cocaína pura. 12 droga, que llegó a la terminal de carga del aeropuerto de Barajas el pasado día 7, estaba camuflada en el interior de 10 rodillos de caucho utilizados para maquinaria industrial. La mercancía, una vez adulterada, hubiera alcanzado en el mercado negro un valor superior a los 300 millones de pesetas, según aseguraron ayer fuentes de la sección de estupefacientes de la policía.
La procedencia del paquete y el hecho de que la empresa a la que iba destinada la mercancía no se presentara a recoger los rodillos de caucho, con un peso bruto de 100 kilos, levantó las sospechas policiales.Los agentes encargados del caso interrogaron a los responsables de la empresa que tenían que recoger el envío, quienes aseguraron que se había utilizado el nombre de la sociedad indebidamente por parte de un hombre de nacionalidad colombiana que se había presentado en la empresa y que se identificó como ingeniero de una firma comercial colombiana.
El supuesto ingeniero fue localizado en un hotel de la capital. La policía encontró en su poder documentación relativa a la empresa remitente y a la destinataria, junto con fotocopias del manifiesto de carga del aeropuerto de Barajas en el que se especificaba la llegada y depósito de los 10 rodillos de caucho. Tanto la empresa destinataria como la remitente eran ajenas al tráfico de drogas.
Fortuna había recibido también un paquete a su nombre, y entre su documentación se encontraron varios carnés falsos, entre ellos uno de detective y otro de auxiliar de justicia, según la misma fuente. El detenido es un hombre moreno, de pelo rizado y de estatura mediana. Carece de antecedentes y pasará hoy a disposición judicial.
Camuflaje perfecto
Los rodillos se abrieron en presencia del juez del guardia y en cada uno se encontró un kilo de cocaína perfectamente camuflado alrededor del eje. Los rodillos, según la policía, estaban supuestamente destinados a una fábrica de gaseosas para mover una cinta transportadora. En el curso de las investigaciones y ante la negativa de la empresa receptora de hacerse cargo del paquete, el detenido trató de cambiar el destino del envío y transportarlo a Málaga. La policía considera, sin embargo, que la cocaína estaba destinada al consumo madrileño.La cocaína incautada hubiera alcanzado en el mercado negro un valor superior a los 300 millones de pesetas, según la policía. El gramo de nieve se vende alrededor de las 11.000 o 12.000 pesetas. Los 10 kilos incautados hubieran triplicado su peso a través de los sucesivos cortes.
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