La 'Última cena', de Leonardo, será restaurada en dos meses
La Última cena, el fresco más célebre de Leonardo da Vinci custodiado en la iglesia de Santa María de la Gracia, en Milán, fue cerrado ayer al público por tiempo indeterminado, según anunció el Ministerio de Bienes Culturales, para proceder durante unos dos meses a su restauración.
La restauración no será improvisada, ya que las premisas científicas y los medios fueron aprobadas hace tiempo, pero según expertos, las obras tenian que haberse iniciado ya en 1980; al empeorar en los últimos años el estado de conservación. Los trabajos coinciden con la polémiea restauración de la Capilla Sixtina.
Los expertos del Ministerio, alarmados por el Leonardo inédito que aparece en el único fragmento del fresco ya restaurado, después de seis años de iniciados los trabajos-, decidieron interrumpir la obra, aunque oficialmente no lo hayan admitido.
La versión que se hizo pública indica que se quiere medir el grado de contaminación y el daño que producen al Leonardo, tanto el tráfico externo cuanto los vapores hámedos que se desprenden de las ropas de los turistas en los días de lluvia, así como el continuo ir y venir del público en la sala.
Lo cierto -afirman fuentes del Ministerio- es que la limpieza de la Última cena ha dejado al descubierto un Leonardo sobre cuya autenticidad se duda, no porque el fresco, en el anexo de Santa María de la Gracia, no haya sido realizado por él, sino porque la técnica empleada para la restauración le ha dado una luz juzgada extraña.
Según algunos expertos, Leonardo realizó este fresco sin demasiado entusiasmo, estaba cansado y sin deseos de trabajar, por lo cual se preocupó poco de la técnica empleada, utilizando incluso colores y métodos más bien adecuados para el óleo y que, con el paso del tiempo, adquirieron una patina especial.
Babelia
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