Nunca más
El día 9 del mes en curso fui convocado amablemente por los organizadores de unas jornadas que se van a desarrollar sucesivamente sobre el décimo aniversarío del asesinato de mis compañeros de Atocha y respecto a la desaparición del TOP.En el primer acto programado, y con una serie de conferenciantes con nombres tan ilustres como Antonio Rato, Manuel Villar Arregui, Pedrol Rítis y, otros, la primera impresión que me produje, el acto fue de encorsetamiento, tanto por el lugar como por el carácter institucional que se daba a la rememoración del execrable acto, palabras grandilocuentes sobre los méritos tanto personales como profesionales de los fallecidos (de los vivos sólo se mencionó una vez de pasada el nombre de uno de ellos), palabras emocionadas sobre el acto multitudinarlo que supuso el entierro de aquellas, cinco víetimas del fascismo más bestial y cavernícola, palabras en aras del canto a la libertad, a la solidaridad y al futuro y del ejemplo que para todos supuso aquel acto luctuoso, pero faltaba algo y sobraba mucho, faltaba el calor popular que aquellos compañeros requerían, faltaban familiares de las víctimas, (¿por qué será?), faltaban muchos compañeros abogados que en aquellas jornadas sintieron miedo y furor hasta le más profundo de sus entrañas, faltaban muchos conipañeros de a pie del mismo parrjdo al que pertenecían las víctimas, faltaban muchos jóvenes a los que se decía se dirigía la audiencia, y en cambio sobraban trajes encopetados, elegantes señoras, amigos y conocidos de los conferenciantes (dicho con todos los respetos), palabras de concordia y conciliación, altos cargos públicos y sobraba Mariano Sánchez Covisa, que cuervo agorero, observaba desde su negro prisma aquel aquelarre. En fin, son impresiones subjetivas sobre un acto formalista, frío y carente de verdadero significado de aquellos hechos. Aprovechando este espacio, dedico un recuerdo permanente a los cinco companeros asesinados y a aquellos otros que sobrevivieron y arrastran de por vida el trauma de aquellos actos bestiales, y gritemos todos: "Nunca más".
Abogado.
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