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Aceites y grasas pueden aumentar la contribución española a la CE

La Comisión Europea estudia un proyecto de tasación de los aceites y grasas vegetales que podría incrementar la contribución española a las arcas de la Comunidad Europea (CE), modificar los hábitos de consumo de esos productos y acaso hasta provocar un nuevo conflicto comercial con EE UU.La iniciativa del comisario encargado de la agricultura, el holandés Frans Andriessen, enfrenta a tal punto a los miembros del órgano ejecutivo de la CE que dos reuniones no han bastado hasta ahora para ponerse de acuerdo sobre la oportunidad de darle salida, y durante la última, el colegio de comisarios se dividió en siete a favor y siete en contra. Otros tres estaban ausentes.

La propuesta de Andriessen persigue un objetivo: evitar que cuando en 1991 España se incorpore un poco más a la política agrícola común (PAC), el coste de la gestión del mercado de las materias grasas se dispare, aumentando, según sus previsiones, de 3.056 millones de ECU (unidad de cuenta europea, equivalente a 147 pesetas) actualmente a 5.100 millones.

Para lograr este propósito, Andriessen propone gravar con una tasa de 330 ECU por tonelada la producción e importación de estas rnaterias, lo que permitiría recaudar entre 2.050 y 2.245 millones de ECU y encarecería también el consumo del aceite de oliva en un 15% o 50 pesetas por litro, y el de soja, en algo más de un 50%.

El aceite de oliva

El consumidor en España, primer productor mundial de aceite de oliva, acabaría, obviamente, abonando una parte apreciable de esa cantidad a la CE porque, a diferencia del comunitario, tiene una marcada preferencia por los aceites vegetales. Pero a medio plazo el proyecto del comisario holandés representa, no obstante, algunas ventajas para los oleicultores españoles.

La diferencia de precio entre el aceite de oliva y sus rivales de semilla se reduciría sustancialmente, originando así, casi con certeza, un incremento del consumo del primero en el conjunto de la Comunidad, mientras en la Península la prevista liberalización de la importación del de soja no se haría en detrimento de las venta.s del producto del olivar con tanta mayor razón cuanto que a partir de 1991 España recibirá una ayuda al consumo como la que obtiene Italia.

Evitar dentro de cinco años la caída en picado del consumo de aceite de oliva interesa no sólo al Ministerio de Agricultura español, sino más aún a la CE, porque así se impide que se generen mayores excedentes que, en virtud de las reiglas de la PAC, la Comisión Europea se vería obligada a comprar al precio de intervención. Si esta operación resultase excesivamente costosa para el erario comunitario, todo el sector de materias grasas estaría amenazado.

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