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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cataluña se examina

EL PARLAMENTO de Cataluña inicia hoy un debate sobre la situación de la autonomía catalana, buscando un balance de la utilidad del Estatuto tras siete años de aplicación. El Gobierno de Jordi Pujol, sin embargo, anunció y convocó estas sesiones hace bastantes meses, dentro de un contexto diferente al actual, es decir, antes de establecerse el acuerdo general sobre la financiación autonómica y cuando pendía la espada de Damocles de un posible procesamiento del propio presidente por sus responsabilidades en Banca Catalana. De entonces a esta parte, no sólo se han despejado esas dos incógnitas, y en un sentido positivo para las posiciones defendidas por el Ejecutivo catalán, sino que se ha producido otro hecho de indudable importancia para el pujolismo: él descalabro de la operación reformista.El fracaso del Partido Reformista ha sido interpretado en amplios sectores catalanes como una advertencia del rechazo generalizado que provocaba en toda España la confrontación sistemática que encarnaba en Madrid, a pesar de su doble lenguaje, la política de CiU representada por Miquel Roca. Paralelamente, en Cataluña afloran crecientes síntomas de cansancio ante las llamadas a una continua militancia contra todo lo que emana de la Administración central. Pujol, que considera que -utopías aparte- su verdadero adversario dentro y fuera de Cataluña es el socialismo, se ha persuadido *de que sus aliados naturales son los sectores conservadores de la política española, aunque sean muy poco autonomistas. Para superar sus recelos, ha empezado a aplicar en los últimos meses una estrategia de moderación nacionalista.

En esta coyuntura, el debate sobre la situación de la autonomía catalana ha perdido la mayor parte del tono reivindicativo. Unió Democrática de Catalunya (UDQ, partido coligado a Convergència, ha dedicado estos últimos días a efectuar llamadas a la responsabilidad y la concordia, por lo que se perfila la posible conclusión del bloque pujolista el Estatut es un instrumento aceptable en sí mismo, -aunque perfeccionable; lo malo es el PSOE, que está desnaturalizando sus posibilidades al hacer una lectura política restrictiva de todos sus planteamientos descentralizadores. Frente a eso, para la mayor parte de los socialistas catalanes el Estatut es válido, y los problemas detectados a lo largo de estos siete años responden más a las inercias centralistas de los funcionarios estatales que a una marcha atrás en el proyecto de Estado de las autonomías. No se espera una actitud reventadora ni de los comunistas ni de AP, y es previsible que Esquerra Republicana (ER) cubra en el Parlament las espaldas de los sectores nacionalistas radicales y defienda la tesis di que el Estatut es esencialmente negativo porque establece una dependencia de España.

Cuando empezó la transición, el problema fundamental de Cataluña era, además de la democratización que perseguía junto al resto del Estado, el reconocimiento de su identidad, la estructuración de su poder político dentro de España y el establecimiento de unos cauces flexibles para proceder a la recuperación y normalización de su lengua y cultura propias. Luego, el camino recorrido ha sido bastante irregular, pero ha conseguido en buena medida y con escasas crispaciones en la calle los tres objetivos fundamentales. Su problema ha sido, en todo caso, de clase política. El electoralismo continuo, las constantes descalificaciones globales de partido a partido y una profunda bipolarización interesada en torno a dos modelos sociales de país han acompañado su discurrir cotidiano. Desgraciadamente la naturaleza de estos problemas no parece que vaya a abordarse en el debate que empieza ahora, con lo que las dos Cataluñas seguirían en su exhibición de dialogar poco y mal. Jordi Pujol parece más preocupado por la conquista del Ayuntamiento de Barcelona en las próximas municipales, el mantenimiento de su luna de miel con el resto de la derecha española y la presencia institucional de la Generalitat en el extranjero que por profundizar en las cuestiones internas, mientras la oposición parece atrapada por la estrategia de Convergència.

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