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Republicanos y demócratas aconsejan a Reagan que adopte represalias militares contra Teherán

Francisco G. Basterra

Dirigentes republicanos y de la oposición demócrata aconsejan a Ronald Reagan una acción militar de represalia contra Irán, similar a la realizada el pasado año contra Libia, para responder al secuestro de tres profesores estadounidenses en Beirut. Pero el presidente, paralizado políticamente por el escándalo del Irangate, aparece impotente ante estos ataques contra intereses norteamericanos que agravan la polémica sobre la venta secreta de armas a Jomeini y demuestran lo equivocado de su política. Dos meses después del estallido del mayor escándalo de la presidencia de Reagan, la política antiterrorista de la Administración está en ruinas.

La Casa Blanca no quiso comentar ayer la posibilidad de una acción militar de respuesta. El portavoz presidencial, Larry Speakes, se limitó a decir que Estados Unidos "tiene muchas opciones a su alcance, incluidas las militares". Los observadores señalan que una respuesta militar limitada y que tuviera éxito puede resultar tentadora para una Casa Blanca necesitada de una distracción importante que le ayudaría a superar el fantasma del Irangate. Speakes reiteró la "profunda preocupación del presidente por los nuevos secuestros", que calificó de "infames".Reagan se reunió ayer con el vicepresidente, George Bush y su consejero de Seguridad Nacional, Frank Carlucci, para discutir la situación, pero no hay indicios de que se esté preparando una acción militar en Oriente Próximo. "Se tomaron algunas decisiones", explicó el portavoz presidencial. El presidente se entrevis tó también ayer con los miembros de la comisión especial que está estudiando la actuación del Consejo de Seguridad Nacional en el Irangate. Por primera vez, Reagan tuvo que contestar a preguntas sobre su responsabilidad y su actuación en la venta de armas a Jomeini, ante un grupo investigador- independiente del Ejecutivo.

"En el caso de que mataran a alguno de los rehenes, como han amenazado los terroristas, Reagan debería considerar una respuesta militar si existe la plena certeza de que Irán está detrás de los últimos secuestros", ha pedido el senador demócrata Claiborne Pell, el nuevo presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. "Pero si no existe una conexión gubernamental directa, no hay una buena solución",precisó Pell en declaraciones a la cadena de televisión ABC.El líder republicano en el Senado, Robert Dole, entiende que "es el momento de iniciar una acción militar, si el Gobierno identifica a los responsables del secuestro". "Es necesario pasar a la acción para demostrar que no vamos a tolerar esta cobarde guerra", añadió. El ex secretario de Estado Henry Kissinger también recomienda al presidente el uso de la fuerza bélica, mediante el empleo de las fuerzas especiales Delta u otro tipo de unidades más convencionales, pero sólo en el caso de que los secuestradores puedan ser identificados y relacionados con algún pais concreto. "En ningún caso una eventual respuesta militar debiera adoptarse por motivos de política interna" para conseguir un éxito dramático que distraiga a la opinión pública, advierte Kissinger. La Casa Blanca pidió ayer a los norteamericanos que abandonen Beirut, ya que "existe un límite a lo que EEUU pueda hacer para proteger a sus ciudadanos en esa ciudad caótica, que está a merced de bandas de criminales armados". Pero Estados Unidos mantendrá abierta, de momento, su Embajada en la capital libanesa. El portavoz presidencial reiteró, además, la política, incumplida por La Administración de Reagan, que expuso así: "No negociaremos con los terroristas, no haremos concesiones'.

Una oleada de críticas indignadas por la presencia de norteamericanos en Beirut se produjo ayer desde el Congreso. "Ponen la política del país en riesgo", afirmó el presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, Dante Fascell. "Son patos sentados para cualquier facción de locos", añadió, y "su obstinación puede suponer, si se requiere una acción militar, la pérdida de soldados norteamericanos". "Estos secuestrados en ningún caso serían recibidos aquí como héroes", afirman otros congresistas.

Con los tres nuevos secuestros, los primeros de norteamericanos desde el comienzo del escándalo iraní en noviembre son ya ocho los ciudadanos estadounidenses secuestrados en Beirut. Reagan autorizó la operación secreta de venta de armas a Jomeini con el objetivo fundamental de conseguir la liberación de los rehenes. Pero la decisión sólo ha provocado más terrorismo y amenaza con arruinar los dos últimos años de su presidencia.

El secuestro de los tres profesores complica la situación de la Administración de Reagan que insistió ayer en que continuará haciendo todo lo posible para conseguir juzgar en Estados Unidos a Mohamed Alí Hamadei, un libanés detenido en la República Federal de Alemania y, acusado de ser uno de los autores del secuestro del avión de la TWA en junio de 1985. Washington ha solicitado a Bonn su extradición y para conseguirla se ha comprometido a no pedir la pena capital para Hamadel, que podría aplicársele en EEUU si es hallado culpable de piratería aérea y asesinato. Estados Unidos vincula los secuestros de los tres profesores norteamericanos con la extradición de Hamadei.

[La República Federal de Alemania cerró ayer las puertas de su Embajada en Beirut Oeste y trasladó al personal y a los guardias de seguridad a la zona cristiana, informa Reuter. La decisión, calificada ayer de "temporal" por un portavoz oficial en Bonn, fue adoptada como consecuencia del secuestro, la semana pasada, de dos alemanes.]

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