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Marco Bellocchio: "Me interesa describir al personaje en primerísimo plano"

El director italiano presenta en Valencia 'El diablo en el cuerpo'

El cineasta italiano Marco Bellocchio opina que lo individual y lo social no son términos contrapuestos en su obra. El realizador, sin embargo, precisa: "Me interesa más describir al personaje en primerísimo plano que con el estilo propio de aquellos momentos, como el neorrealismo, en que las luchas y los problemas sociales estaban siempre en primer plano". Bellocchio presentó el viernes en Valencia su última película, El diablo en el cuerpo, y explicó algunos de sus planteamientos y preocupaciones más actuales.

"Social e Individual no son dos términos contrapuestos. El trabajo del cineasta es extremadamente concreto y, resulta inevitable colocar al personaje en un contexto social. No siento esto como un conflicto; surge naturalmente y sin necesidad de elección". Bellocchio hace estas afirmaciones en el curso de una explicación sobre su evolución cinematográfica, jalonada de producciones que abordan aspectos diversos de la realidad social italiana, y en el momento en que la crítica no se pone de acuerdo sobre su original película última. Un filme en el que el deseo y la locura son objeto de una técnica narrativa insólita, con el fondo ambiental de esa realidad de ahora que es el terrorismo. "Sentía la necesidad", explica el director, "de contar una historia interior sin cortarla, ofreciendo a Maruschka Demters (protagonista de la película) la máxima libertad para plantear en profundidad los sentimientos de su personaje en cada secuencia". Bellocchio rechaza cualquier intento de construir un discurso sobre la locura. "Sólo trato de representar un mundo que emplea la diferencia como método para poder sobrevivir".

Riesgo necesario

El calificativo de "cineasta de la crueldad" que le ha sido atribuido es matizado por Belloechio como propio de una fase ya superada."No me interesa ahora ridiculizar y presentar el horror y la decadencia de cierto tipo de sociedad. Ha llegado el momento de ver cómo se puede salir de una situación de inmovilidad en la inspiración". Y en este intento, el de "hacer un cine diferente", el realizador italiano es muy consciente de los peligros que resulta imprescindible afrontar. "No se puede pretender nada nuevo sin riesgo. El riesgo es una condición absolutamente necesaria", añade.

De aquí que Bellocchio explique los obstáculos que ha encontrado El diablo en el cuerpo y las reacciones posteriores de la crítica con una evidente pretensión de objetividad. "Curiosamente, el mayor escándalo con la película no se ha producido por la famosa escena de la fellatio, sino en el momento en que el productor acusó a mi montaje de haber plagiado el personaje del psicoanalista y amenazo con volver a montar la obra. La crítica, por otra parte, sobre todo cierto tipo de crítica militante, ha obviado los aspectos relacionados con la historia del terrorista arrepentido". En su opinión, la ideología del terrorismo había conquistado teóricamente, aunque no prácticamente, ciertas áreas de la intelectualidad italiana. "Los partidos políticos de izquierda han tratado, en general, con bastante dureza el fenómeno terrorista" explica Bellocchio, "al contrario de los partidos de centro y de la Iglesia. Al fin y al cabo, el arrepentimiento está dentro de la ideología católica".

Bellocchio critica en otro momento la creciente incursión en Europa del cine norteamericano y de la estética de la publicidad. Ante este fenómeno, afirma: "No existe un movimiento, sino un sentimiento generalizado entre los realizadores europeos contra este colonialismo cinematográfico. Un sentimiento que a veces ha sido recogido por políticos como Jack Lang, en Francia. De todas maneras, sólo podremos enfrentarnos a este problema con una estructura de producción y financiación que no constriña a los talentos que sin duda existen".

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