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Caluroso homenaje oficial soviético al realizador Andrei Tarkovski, muerto en el exilio

Pilar Bonet

El director de cine soviético Andrei Tarkovski, recientemente fallecido en el exilio, está siendo objeto de calurosos elogios desde Moscú, donde las instituciones oficiales prosiguen su intento de recuperación e integración de los creadores culturales polémicos y críticos, desde Tarkovski a los difuntos escritores Boris Pasternak y Mijail Bulgakov, cuya producción literaria no ha sido aún totalmente publicada en la URSS.

En su último número, el semanario Novoe Vremia (Tiempos Nuevos) dedica dos páginas a la personalidad y filmografía soviética de Tarkovski, quien murió en diciembre en París, a los 54 años, tras haber emigrado de la URSS en 1984 y haber tenido que luchar contra la Censura y la burocracia oficial para realizar sus películas.La idea de fondo expresada por Novoe Vremia es que Tarkovski hubiera podido volver a la URSS y trabajar sin problemas, si no le hubieran faltado "las fuerzas" y el "tiempo" para ello. Señala el semanario que "los tiempos en los cuales los burócratas redactaban a los artistas pertenecen al pasado en su patria (la de Tarkovski)".

"Ahora, si volviera, nada le impediría hablar con los espectadores sobre lo que les unía en lo profundo, no en la superficie", señala el semanario, en un artículo firmado por Evgeni Surkov. "Desgraciadamente, para él todo esto sucedió demasiado tarde. Y para volver a sí mismo, al que era antes, ya no tenía ni fuerzas ni tiempo". Tarkovski sólo quería "servir a Rusia", señala el autor del artículo, citando palabras del fallecido y defendiendo la tesis de que las raíces de éste estabanlen su tierra natal.

Desde poco tiempo antes de la muerte de Tarkovski sus películas -Andrei Rublev, Solaris, Stalker, por, ejemplo- se proyectan en los cines moscovitas, tras haber sido eliminadas de la cartelera cuando el director se exilió. Ningún comentario merecían en Tiempos Nuevos las dos últimas cintas de Tarkovski -Nostalgia y La confesión-, realizadas en Italia y Suecia, respectivamente. El artículo se limitaba a mencionar su existencia sin más y a señalar que todas las cintas de Tarkovski estaban llenas de "fuerza espiritual" y "apasionada búsqueda de energía espiritual", empezando, señalaba el semanario, por La infancia de Iván (la primera cinta del director) y acabando por Stalker (la última cinta realizada en Moscú).

A la cartelera moscovita, esta vez teatral, ha vuelto La casa del malecón, puesta en escena por el director escénico Yuri Litibimov, también exiliado, quien ha declinado hasta ahora la oferta de regresar a la URSS, donde fundó y dirigió hasta su emigración en 1983 el teatro Taganskaia, de Moscú.

Por otra parte, esta semana se ha anunciado la formación de una comisión encargada de gestionar la herencia literaria de Boris Pasternak (muerto en 1960), cuya novela El doctor Zhivago (1958) sigue sin editarse en la URSS, aunque la omisión parece que va a ser subsanada en un futuro próximo.

El escritor Mijail Bulgakov, a su vez, ha sido puesto, también de actualidad, no sólo por la próxima publicación de algunos de sus trabajos inéditos hasta ahora en la URSS o publicados sólo en los años veinte, sino también por la campaña para convertir la única casa del escritor que se conserva haista ahora en Moscú en un museo dedicado a su memoria.

Peregrinaciones

La casa que corre peligro de ser entregada al Ejército para su transformación en academia político-militar, es punto de peregrinación de los admiradores de Bulgakov, quienes llenan la escalera de grafitti. El apartamento, situado en un quinto piso sirvió para ambientar parte de las escenas de la famosa novela de Bulgakov El maestro y Margarita, que fue escrita en 1939 y publicada hace ahora 20 años. Bulgakov, que murió en 1940, vio toda su obra prohibida por la censura en 19.37. La casa que se pretende salvar, un viejo inmueble situado en el anillo que rodea el centro moscovita (el kolzo), vio pasar por sus; dependencias al escritor Alexei Tolstoi y a los músi.cos Sergei Prokofiev y Fiodor Shaliapin, y también al poeta Sergei Eisenin y a la bailarina Isadora Duncan, quienes entraron separados salieron juntos del inmueble.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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