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La empresa francesa de ferrocariles hace concesiones

Lluís Bassets

Un atisbo de luz apareció ayer en el conflicto ferroviario francés debido a las concesiones empresariales tras 22 días de huelga, mientras surgen nuevos conflictos, en minería y siderurgia, como resultado de los planes de reestructuración, y en la enseñanza, por el deterioro del servicio público. En este clima, el ex primer ministro Raymond Barre compareció ante la televisión y consiguió ofrecer una imagen alternativa, aunque en muchos aspectos solidaria, a la de Jacques Chirac, desgastado por tantas semanas de conflictos. Los diputados de la neogaullista Asamblea para la Répública (RPR) y de la UDF (Unión para la Democracia Francesa) anunciaron ayer la convocatoria de una manifestación contra la huelga.

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Todavía es la hora de los maniqueos

La comisión que negocia los estatutos de trabajo de la compañía de ferrocarriles pudo comprobar ayer un cambio en la dirección de la empresa, que está dispuesta ahora a realizar concesiones en las condiciones de trabajo de los conductores de tren. El Gobierno ha presionado a la dirección para que entre de una vez en diálogo con los huelguistas, según fuentes de la empresa. El propio Gobierno, a través del portavoz del primer ministro, Denis Baudouin, expresó ayer su voluntad de dialogar con los maquinistas, que han encabezado la huelga ferroviaria.La nueva actitud del Gobierno, que quiere separar el bloque de cuestiones que afectan a las condiciones de trabajo de la reivindicación salarial, coincide, sin embargo, con un endurecimiento de la huelga en la compañía de gas y electricidad, y con el anuncio de conflictos por parte de la Federación de la Educación Nacional (FEN) en la enseñanza y de las dos principales centrales, la Confederación General de Trabajadores (CGT) y la Confederación Francesa Democrática de Traba adores (CSDT), en la siderurgia y minería. En el contencioso salarial, el Gobierno permanece inflexible, aunque reconoce la necesidad de un esfuerzo para comprender las reivindicaciones que afectan al "modo de vida" y a la "respetabilidad" de los trabajadores.

En contraste con esta actitud dialogante, el partido del primer ministro, el neogaullista Asamblea para la República (RPR), ha tomado distintas iniciativas para movilizar a sus militantes contra la huelga de los servicios públicos. Manifestaciones y actos de protesta de usuarios, principalmente pequeños comerciantes, se han producido en varias ciudades francesas ante locales de la compañía de gas y electricidad. Los cortes de luz fueron ayer especialmente largos y molestos, sobre todo para las industrias y comercios que dependen del fluido eléctrico. El diario conservador Le Figaro caracte rizaba ayer esta huelga, en su columna editorial, como de insurreccional.

La huelga de metro y autobuses parisienses, trenes de cercanías y de largo recorrido siguió con unos servicios mínimos de análogo nivel que en jornadas anteriores.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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