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Reportaje:Los ejércitos de Argelia y Marruecos / y 2

Estados Unidos corteja a los países del Magreb

El viaje a Rabat, en diciembre, del secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, ha levantado expectativas en medios militares argelinos y españoles. Weinberger, tras anunciar un aumento de la ayuda militar norteamericana a Marruecos, dijo que no existen objeciones para que ese país adquiera el cazabombardero F-16, y selló un contrato para el suministro de frutas y hortalizas marroquíes a las fuerzas norteamericanas en Europa.

Weinberger dejó a los observadores en el interrogante de si el rey Hassan le había brindado su territorio para un hipotético desplazamiento de las bases estadounidenses en España, en el caso de que no prosperasen las negociaciones con Madrid para la reducción de efectivos.La entrevista Hassan II Simón Peres (entonces primer ministro israelí) y la ruptura del acuerdo entre Rabat y Trípoli, en 1986, han puesto de nuevo a Estados Unidos al lado de Marruecos. Argelia, por boca de su número dos, Mohamed Cherif Mesabia, había de que, tras la visita de Weinberger, se prepara un plan militar entre España, Portugal y Marruecos, lo que en Argel preocupa pero en Madrid se descarta. Y el vicepresidente Alfonso Guerra, en su viaje a Argelia, incluyó a este país en el programa de cooperación militar, lo que implicará maniobras conjuntas navales y aéreas, pese a que el actual Plan Estratégico Conjunto (PEC) español señala que la amenaza hipotética más probable para España es la procedente de los países del Magreb, entre ellos Marruecos y Argelia.

En menos de tres meses el astuto rey Hassan II ha conseguido importantes contraprestaciones militares no sólo de EE UU, sino también de Italia (visita a Rabat del ministro de Defensa, Giovanni Spadolini, en septiembre), Francia (desbloqueo del envío de una partida de carros de combate como consecuencia de la visita en octubre del primer ministro, Jacques Chirac) y España, con la reciente concertación para la venta de material militar, esencialmente de transporte, por un total cercano a los 30.000 millones de pesetas. Cuestión esta última que enlaza con el programa naval español hacia Marruecos, financiado en los últimos años por la línea de crédito del acuerdo pesquero, y que hace que la flota de guerra marroquí sea en un 80% de origen español.

Dependencia de la URSS

Argelia sigue dependiendo de la Unión Soviética en cuanto a suministro de armas, pese a tímidas compras a EE UU, como aviones C-130 Hércules para el transporte de tropas y pese a haber obtenido, con la visita del presidente Chadli Benyedid a Washington, la garantía de Ronald Reagan de que "hay que contar con este país magrebí".

Sin embargo, existe una importante diferencia en la capacidad de maniobra y poder en cuanto al exterior entre los líderes de ambos países: Hassan II y Chadli, Benyedid. Mientras el primero, además de jefe supremo de sus Fuerzas Armadas, es el que "hace y deshace" en lo militar; el segundo, para dar pasos de este tipo tiene que serpentear entre los rígidos moldes de la peculiar política exterior argelina y, en suma, depender de las voces del partido único y del propio Ejército, que constituyen, pese a la existencia de diferencias internas, el verdadero poder argelino.

El general Abdelaziz Bennani, jefe operativo de las Fuerzas Armadas y hombre a quien Hassan II ha encomendado el control militar del Sáhara, declaraba hace unos meses que en cuanto el rey ordene ocupar la franja aún sin controlar del Sáhara "esto se hará inmediatamente". Y dejó claro que quien manda es el rey.

Benyedid se vio obligado hace unos meses a dirimir "ciertas diferencias" entre el entonces jefe de Estado Mayor, general Mostefa Benlucif, y el secretário general del Ministerio de Defensa, general Rachid Benyelles, convirtiendo al primero en el verdadero segundo hombre fuerte del país en lo militar, después del presidente de la República.

Benlucif fue destituido el pasado noviembre, oficialmente "por razones de salud", después de que quedara claro, al menos para los observadores extranjeros, que era el hombre que estaba orientando tímidamente a las Fuerzas Armadas argelinas hacia Estados Unidos. Ahora, el segundo hombre fuerte es Abdalah Beluchet, viceministro de Defensa y amigo personal de Benyedid.

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