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Crítica:'BALLET'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La losa histórica

La nueva producción del más inmortal de los ballets españoles es seria y rigurosa en su organización, habido el mérito de todos los que bailan, desde los solistas hasta el último del conjunto, que se han esforzado en entregar lo mejor de su arte dancístico.El sombrero de tres picos es un reto dificil. Una especie de losa, pesada de remover y soportar, con mucho de leyenda oral.

Antonio Ruiz había introducido los diseños de Picasso en España con aquella su legendaria y discutida puesta en escena. Han pasado muchos años y los gustos estéticos han cambiado. Haciendo un poco de justicia histórica a este gran bailarín por encima de la crítica ortodoxa, hay que decir que fue quien mantuvo viva, durante años, la pieza de Falla.

El sombrero de tres picos

Ballet Nacional de España.Coreografia: José Antonio; música: Manuel de Falla; decorados y vestuario: Pablo Picasso. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 27 de diciembre.

José Antonio ha vuelto sobre esos diseños (¡tan vigentes y modernos todavía!) tratando de ser fiel al color de los bocetos picassianos. Sin embargo, el telón de fondo que enmarca al brillante vestuario ha sido iluminado erróneamente con un criterio colorista. Picasso sabía muy bien lo que hacía apagando los tonos del decorado, pues la intención primera era que toda la fuerza estuviera sobre la masa de colores planos de los trajes. Debe tenerse en cuenta que cuando éstos fueron concebidos, los recursos de iluminación escénica eran otros, así como las técnicas de realización de trajes han perdido hoy ese regusto artesano y detallista que unas creaciones como éstas necesitan.

Estos trajes dejaron una impronta feliz que siguieron en su momento Derain, Clave y otros diseñadores importantes, pero tienen un problema: la coreografía debe ser limpia. Su presencia es tan fuerte que cualquier movimiento turbio o indeciso se hace notar. Las evoluciones de grupo son el mejor testigo de esto.

La coreografía ha sido concebida en un tono donde hay poco lugar a la relajación. Los bailes abusan de la percusión del suelo (un taconeo incesante: parte del acento aflamencado que caracteriza el estilo del creador), dificultando por momentos la audición de la excelente música de Falla, que, en este caso, fue pésimamente interpretada.

Eludir el tópico

El Ballet Nacional de España insiste en usar un director de orquesta, Jorge Rubio, que desconoce el mundo de la danza, y en este caso, a Falla mismo. Su versión resultó descafeinada, opaca, falta de bríos, y para no variar, sin tener en cuenta las entradas y cierres de los bailarines.José Antonio eludió con muy buen criterio que su ballet se convirtiera en una sucesión de cuadros folclóricos bailado por figuras carismáticas, que es la fórmula más corriente hoy día. Incluso evitó largas variaciones y excesos de virtuosismo, con lo que hizo más coherente el resultado alejándose del tópico. Este Sombrero poco se parece a los anteriores conocidos, y esto sólo es bueno en la medida en que consigue ponerse a la altura de Falla.

¿Cómo era la Molinera de Tamara Karsávina? Algún testigo dice que fría, otro que genial. Sólo tenemos unas fotos. La Molinera de Maribel Gallardo es sobre todo prometedora. A sus palillos les falta un poco de madurez, pero su porte es hermoso, altivo. Ella es la revelación. José Antonio demostró una vez más que su fuerte es el giro y el aire de sus piernas, agregando unas dotes mímicas que le eran desconocidas. Juan Mata se revela como un histrión capaz. Conchita Cerezo, con su breve participación, constituye una estampa de bizarra belleza.

Afinando detalles, y sin ser pretenciosamente categóricos como el programa de mano (pues definitivos fueron, en cualquier caso, Massine y Picasso), esta versión puede ser otro producto el sector español de Ballet Nacional lleno de dignidad y buen gusto.

Para quienes, de manera reaccionaria, no quieren oír hablar de renovación y estilización de la danza española: tres tazas.

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