Las ayudas públicas a los astilleros podrán mantenerse cuatro años más
Los ministros de Industria de los doce concedieron ayer a España y Portugal un período transitorio de cuatro años para proseguir la reestructuración de sus astilleros sin someterlos al régimen de ayudas públicas que afecta al resto de la Comunidad Europea (CE).
Esta decisión del último Consejo de Ministros de la presidencia británica satisface plenamente al titular español de Industria, Luis Carlos Croissier, que había solicitado un período de cuatro años mientras la Comisión Europea sólo proponía otorgarle tres y algunos Estados miembros eran incluso partidarios de tan sólo dos. Portugal, en cambio, había pedido un lustro para poder adaptar sus astilleros.La primera indicación de que el Ejecutivo europeo podía modificar su postura en un sentido favorable a España fue dada por el comisario encargado de los temas de competencia, el irlandés Peter Sutherland, durante su reciente visita a la península. Sutherland dio a entender que Madrid podría beneficiarse de un año más.
La plena satisfacción de la petición formulada por Madrid implica que los astilleros españoles no se verán en absoluto afectados por la Sexta Directiva comunitaria sobre concesión de subvenciones a la construcción naval, cuya duración será de tan sólo de cuatro años en lugar de los cinco inicialmente previstos. Esta nueva directiva, que fue aprobada ayer en la última reunión ministerial del año, prevé que este tipo de ayuda no podrá rebasar el 28% del coste de fabricación del buque, un porcentaje que algunos países del norte, como la República Federal de Alemania, Dinamarca y Holanda, consideraban demasiado elevado, mientras Italia y el Reino Unido pretendían elevarlo hasta un 33% o 35%.
Estos dos últimos países hacían hincapié en que era necesario distinguir entre barcos de menos de 5.000 toneladas de registro bruto, en los que las ayudas estipuladas bastaban, y otros más grandes, como los graneleros o petroleros, que debían recibir mayores subvenciones para hacer frente a la competencia de los astilleros de Japón y Taiwan. Un reciente informe de la Comisión Europea señalaba que la diferencia de competitividad en este tipo de barcos era de aproximadamente un 38%.
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