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El Gobierno podría reajustar los precios de las gasolinas al imponer la OPEP un crudo a 18 dólares

El Gobierno recibió ayer un mala noticia procedente de Ginebra, al aprobar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) un nuevo plan de reducción de su producción diaria a 15,8 millones de barriles y fijar una plataforma de precio único de 18 dólares por barril. Fuentes oficiosas no descartan que los precios de las gasolinas en España, calculados sobre la base de un coste del barril de 15 dólares, tengan que modificarse a partir de febrero si, tal como anticipan los expertos, el plan de subidas del cártel petrolero funciona a partir de su entrada en vigor el 1 de enero.

Después de 10 días de largas reuniones en un hotel ginebrino, la conferencia de la OPEP llegó finalmente a un trabajoso acuerdo para recuperar el control del mercado petrolero. El plan, aprobado por 12 de sus 13 miembros, prevé la reducción efectiva, a partir del 1 de enero, de un 7,27% de su anterior techo de producción (17 millones de barriles diarios) y la imposición, a partir del 1 de febrero, de un precio único de 18 dólares para un crudo de calidad similar al arábico ligero o el istmo mexicano.Tan sólo Irak, que ya quedó excluido del compromiso del pasado agosto para limitar la producción a 17 millones de barriles, disintió. Su autoexclusión del nuevo acuerdo no garantiza el fracaso del plan, ya que este país, que se encuentra en guerra con Irán, tiene dificultades técnicas para alcanzar su cuota autorizada de producción y, en cualquier caso, depende de Arabia Saudí para alcanzarla una vez que entre en funcionamiento el oleoducto de nueva construcción que atraviesa, hasta el mar Rojo, el desierto arábico.

Los precios del petróleo ya subieron el pasado viernes en los mercados de futuro de Londres y Nueva York a cerca de 17 dólares para las entregas de febrero, ante las perspectivas de aprobación del nuevo acuerdo. El lunes, cuando se abran los mercados, es muy posible que el petróleo ronde los 18 dólares, incluso para las transacciones inmediatas. Para muchos expertos, la bonanza de precios bajos del petróleo que se inició a primeros de 1986 puede desaparecer el próximo año, aunque es muy probable que no se supere ese precio único de 18 dólares fijado por el cartel para el primer semestre de 1987.

Sistema único

El dato más alarmante de la reunión de Ginebra de la OPEP es la vuelta al sistema de precio único. Una vez que los productores comuniquen a los compradores el nuevo sistema de precios -para lo que tienen un -plazo de 30 días, según la mayor parte de los contratos vigentes-, las tarifas netback (basadas en los rendimientos finales de los productos transformados) desaparecerán del mercado. El compromiso de Arabia Saudí, el primer productor del consorcio, de respetar el nuevo sistema puede ser una garantía suficiente para su éxito. Este país comunicó la semana pasada a sus clientes, incluidas las refinerías españolas como EMP y CEPSA, que recortará su producción a partir del 1 de enero y que, por tanto, no permitirá ventas extras al margen de los contratos ya firmados. Algunos compradores españoles viajaron urgentemente la semana pasada a Ginebra a renovar contratos que expiran el 31 de diciembre.

Para los países consumidores, la nueva estrategia de la OPEP es una amenaza en ciernes para su política de traspasar a los consumidores finales las ventajas de unos precios baratos para el crudo. El Gobierno español, que el pasado noviembre aceleró la transferencia de las ventas a los consumidores por razones de política antiinflacionista, se verá en la disyuntiva de subir los precios de las gasolinas y otros derivados del crudo o, por el contrario, reducir sus ingresos fiscales por este concepto.

El pasado noviembre, los precios de las gasolinas bajaron en España una media de cinco pesetas por litro. En el reajuste, los cálculos del coste del barril importado de crudo se situaron en 15 dólares por barril, es decir, un 20% menos del objetivo marcado por la OPEP para el primer semestre de 1987.

A menos que el Gobierno opte por aumentar el déficit público, tendrá que considerar una subida del precio, si bien puede que retrase tal eventualidad en función del denominado efecto pistón; es decir, que decida aprovechar al máximo el colchón de unas reservas de tres meses de crudo y productos adquiridos a un precio más bajo.

Fuentes oficiales rehusaron comentar ayer sobre la opción que pueda adoptar el Gobierno. No obstante, un alto funcionario admitió que si "la OPEP consigue su objetivo, algo habrá que hacer.

El margen de actuación se ha estrechado después de la última bajada [en los precios]". Las repercusiones, además, no se limitarían a las gasolinas, ya que muchos de los ahorros se han transmitido a otros precios, como son los gases canalizados y los fueles industriales.

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